sábado, febrero 19

Porque así lo determinan las leyes físicas


Febrero 2011.       Porque así lo determinan las leyes físicas

 

 

En las tardes de lluvia, los recuerdos propician el calor a mi alma.

Las aceras reflejan la luz en sus charcas y, a esa hora del frío, observo el espectáculo del mundo y auxilio las yemas de mis dedos con un roce que perpetúa caricias de otras épocas.

¿Qué busco de nuevo en esos viejos santuarios?

Como si la lluvia fuese tinta y la tierra un cuaderno, el mar escribe las rutas de mi mundo.

El mismo mundo que narro con palabras escritas, porque mi rincón existencial es su espejo; es decir, la parte de mi espíritu que refleja la vida y sus maravillas, sobre todo para no olvidarme de ellas…

Mariposas de luz bajo el mar esmeralda de Baja California ; arenas de oro blanco en las tardes, donde muchas veces abandoné las rocas que contienen al Océano Pacífico sólo para atravesar el desierto y escribir nadando con la belleza extrema que me sedujo y la cita irrenunciable que me esperaba en el fuego de la hoguera donde la amistad se hizo pan con caricias de viento tibio para el descanso de los pasos que he dado, actuar  caótico de un sueño.

Con cariños y rostros imborrables en mi memoria, sujetos con un listón desgastado a las evocaciones que resguardo en el corazón, cruzo el bosque de la existencia y mis ojos se enamoran de las hojas, y de esa bella manera refrendo que mis recuerdos con su canto oculto son el nido de mis ilusiones.

Cruz y destino, voy por el sendero, practicante de uno, por fidelidad y peregrina del otro, dejándome llevar por la ribera del cosmos, sentada en flor de loto en la nieve más alta.

Y, bajo las estrellas y otros soles más cercanos, sobre los mares del instante y las olas eternas de la arena, mi voz es un cordón de plata: la narrativa… la otra realidad  por la cual soy primavera en maduros frutos de amor, porque el amor es sospechar hasta del silencio.

Caminante, siempre; la vida me acompaña por la dulce orden de la muerte, oscura luz de la eternidad, donde la nada se hace todo, para aparecer y desaparecer, constancia de que siempre habrá este Universo infinito, porque así lo determinan las leyes físicas, que establecen  que nada se pierde porque todo se transforma.

Desde BC, rincón existencial, lugar donde, el océano invade el desierto, y  la tierra, como el mar cambian por las olas, las estaciones, y por el transcurso de los años.

Andrea Guadalupe.


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 


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