viernes, julio 22

En mi ensayo de muerte…

Tijuana BC Jul. 2011.             En mi ensayo de muerte…

Desde la tristeza que me desploma, desde mi dolor que me cansa, desde mi rincón existencial, desde estas líneas, tiendo la mano.

Y ya no puedo ser solamente quien vive separaciones.

Estoy escribiendo, para que, quien quiera, pueda conocer mi ámbito, por si alguien desea conversar.

Porque escribo para decirles lo que me pasa, de la forma en que trato a la soledad que se impone, de que tan sólo pretendo hablar con alguien, decir y escuchar.

No es la gran cosa.

Con personas diferentes, trabajo, camino, y cada quien, sigue su rumbo.

Entiendo que no debiera ser así, que tal vez, haya sin saberlo, quien me necesite.

Y yo le necesito también, ahora lo digo en voz alta.

Simplemente, tiendo la mano, esperando que alguien lo comprenda.

En mi ensayo de muerte, soñé que mi despojos alimentaba la tierra y de ella me alimentaba.

Que unas manos levantaban las semillas que brotaban del polvo.

Que surgían de muy diferentes colores y texturas, y cada una se distinguía de las otras.

Estoy segura de que fue en ese evento, donde mate a mis divergencias para reintegrarme en forma definitiva, aceptando mis carencias, mis miedos, a la vez que esclareciendo mis esperanzas.

De entre las semillas, imaginé que florecían unas alas de mariposa, adornadas de múltiples colores, y a pesar de las manos estrujando mis restos, persistían reposando, etéreas en mi nueva apariencia.  

El tacto devuelve mi contorno y tomo conciencia de los límites y extensiones posibles.

Observación que me sorprende distraída en relación a un presente olvidado.

Y por si acaso, el desaliento invadiera nuestro encuentro, creo necesario no olvidar que eso hemos logrado: Nuestro encuentro.

Me soñé cercana y expectante, hablábamos de un proyecto, y desperté con un dulce sabor a beso, que espero me acompañe durante el día.

Ahora vivo una soledad amiga, que respeta mis silencios, que me nutre de tiempo permitiendo las reflexiones.

Vivo una soledad tibia y dulce, que me acuna con su canto y devuelve la imagen del espejo.

Una soledad radiante, que esparce energía para buscar con quien compartirla, una soledad sana.

Porque, cuando sólo queda dialogar con melodías, cuando las imágenes se pierden en los relatos de otr@s, cuando el sueño se confunde con experiencias ajenas…entonces y sólo entonces, se esta frente a la verdadera soledad.

Y yo, soy proyectos, anhelos, soy procesos, transito, expectativas, soy mujer.

Y en el intento de explicarme, de encontrarme, comparto con quienes alguna vez asaltan mi pensamiento.

Antes, mucho antes, me distraje en ese universo que es la filosofía.

Cuando comprendí, que sólo existe lo que hubo, lo que ha sido, y sobre eso, la capacidad de re significarlo para transgredir, en lo que será.

Fluyo permanentemente entre los distintos tiempos y perspectivas, que me ofrecen todas las disciplinas a la vez.

La rebeldía en mi vida, es una síntesis de todas ellas en mí.

Es un espacio en el cual, invito a explorarlas todas, poniendo a disposición de mis compañer@s de viaje circunstanciales, lo que ellas aportaron en mi.

Aunque todo, absolutamente todo, tiene un único objetivo: El encuentro.  

Desde BC, mi rincón existencial. Andrea Guadalupe.



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

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