sábado, enero 10

¡Salvajes! Frijolitos de la olla.

Tijuana BC Enero 009   ¡Salvajes!          Frijolitos de la olla.

 

 

¿Por qué algunos hombres al volante, son unos ojetes a la hora de conducir?

Tocan el claxon cuando no deben, hacen que la palabra chinga y velocidad formen un dúo perfecto, pasan por las calles encharcadas para mojar a quien camina, no respetan altos de disco o semáforos, con maña cierran el paso a quien pone direccionales para cambiar de carril.

Si los choca una como mujer, se ensañan al grado de no bajarla a una de pendeja, y un etcétera tan largo como las barbas de Fidel Castro.

Hoy fui de compras al súper mercado, llegue al estacionamiento, observe que un carro dejaba un espacio libre, puse la señal con la direccional para ocuparlo, solo que de nada sirvió, otro carro, al bravazo, me lo gano.

Salí enojada de mi auto, le reclame al joven su actitud, el baboso me mando a inflar burros por la quinta pata, mientras apuraba el paso agarrado de la mano de su pareja.

De ahí, me dirigí a otro punto del mismo lugar, pude estacionarme.

De repente, otro carro se estaciono a mi lado, su conductor abrió la puerta y le dio un golpe a la mía.

Le dije; oiga, amigo, déle mas fuerte, al cabo que me lo regalaron.

Ah……………..disculpe.

Realice mis compras. Salí, conduciendo al ritmo indicado por las leyes de transito.

Me detuvo un semáforo que se puso en rojo, a alguien no le pareció, con el claxon me hizo saber que me había atontado.

 Por los suyos, quería que yo me lo pasara.

Cuando se puso la luz en verde, acelere y al llegar a un alto de disco, detuve mi carro con las cuatro llantas sin moverse.

Para mi mugre suerte, otro conductor me pito, el salvaje quería que yo hiciera un alto a su manera, esto es, disminuir la velocidad, solo que sin detener por completo el vehiculo.

Esto es para muchos, hacer el alto.

A todo esto, ¿Sabes cómo se realiza un alto de disco?

Antes quiero aclara que aun no caigo en las garras del pariente alemán, el terrible Alzheimer, lo digo por si se les hace raro lo del disco.

Yo apuesto diez tortas de jamón y un seis de cervezas a que la mayoría no lo saben.

Cuando el auto llega a un alto de disco, el conductor debe contar, ciento uno, ciento dos, ciento tres.

Así hará que se detengan por completo las cuatro llantas de su carro.

Ese es el verdadero alto, y no los medios altos que la generalidad realiza.

Si no me creen, los invito a la hora que sea y cuando sea, al lugar donde se encuentre un alto de disco.

Así comprobaran que no soy una habladora.

Solo que también, es mi deber informar, que quien conduzca correctamente, puede verse involucrada en un accidente.

La razón, el salvaje lleva en los sesos la orden de realizar un medio alto, y un mugroso babas así, puede impactarse en tu parte trasera, (sin albur).

Nos quejamos sobre el comportamiento de los políticos, solo que no reconocemos que, al volante, nos comportamos salvajemente en las calles.

Y los salvajes, lo hacen como si les urgiera llegar a la casa, porque les espera Ninel Conde, la cantante, en la cama.

 

Les juro que así fue…………………..

En estos días de dic, que más use el teléfono para saludar a quienes componen ese delicado cofre de mis recuerdos, alguien me pregunto si de verdad la violencia esta al rojo vivo aquí en Tijuana.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo a tal punto de que de tanto pinché balazo, ya me desmelene, ya se me corrió el rimel, y se me desfiguro el rostro con el maquillaje, y ahora parezco payasa de circo.

Tijuana es una ciudad multicultural, de muchos colores, aromas, sabores, texturas, músicas.

Ciudad única, que nace cada día mirando el desierto y un brazo de mar.

Frontera cultural donde conviven las tradiciones religiosas y culinarias de nuestro azteca origen, que también celebra a Santo Clos, y come hamburguesas.

Sigo creyendo que la ansiada paz local, regional, mundial, sigue siendo reclamada por una minoría entusiasta, no me atrevo a decir elegida, porque aun vivo en unidad habitacional proletaria. 

No somos las pacifistas quienes despreciamos a la manada, si esta quien se auto desprecia y relega, al considerarnos feministas y locos bohemios.

Pensemos en lo siguiente, anúnciese que en apoyo a un sector de la ciudad, se necesita presencia para un trabajo comunitario.

Contemplo, no sin dolor, que ahí, solo acudirán las personas de siempre, un puñado de alucinados por el sueño de paz y tolerancia social.

Todo lo contrario sucederá si se anuncia que en una Macro Plaza, se pondrá a la vista de todos, el murciélago azteca disecado por Moctezuma, y con el cual hacia brujería, al punto de partirle el hocico a todo el mundo que estaba bajo su penacho, antes de la llegada de los españoles. 

No dudo que miles de personas acudirían a ver ese animal mágico.

Imagino las largas filas de quienes, emocionados hasta las lágrimas, verían con gusto y temor al murciélago azteca, que hizo de las suyas por órdenes del emperador antes de que la imagen de Cristo fuera conocida en el continente.

¡Por favor! Compórtense como gente decente, no como lo que son.

Seamos gentes civilizadas.            Andrea Guadalupe.

 

Post scriptum; Los frijolitos de la olla, en la comida del mexicano no puede faltar todos los días por lo menos en una de las comidas una ración, solo que causan buscar desesperadamente rincones para encontrar un alivio íntimo, versus descargar los dardos envenenados en plena reunión y notar cómo los semblantes de los presentes se van modificando cuando el inevitable tufo de tu flatulencia inunda el espacio.

Flatos vocee o música de viento, era el mote que los romanos daban al silbido.

 En un esfuerzo glorioso de mi parte por explicar lo que pasa he decidido escribir y describir los pedos sociales, laborales y existenciales de mi vida.  

Mi culo le silba al mundo, te silba a ti.

Quizá yo no me doy cuenta del potencial comunicativo de tal instrumento corporal y he despreciado su talento.

Tal vez intenta decir algo más que "puff".

Tal vez el olor más que un síntoma es ya la enfermedad en plena realización.

Quizá mi alma está enferma.

He tenido cientos de veces esa sospecha solo que jamás se la había concedido a un asunto gastronómico.

Si el alma se enferma por los frijoles, probablemente estoy recibiendo una advertencia trascendental: renuncia a tu cultura.

El fríjol nos identifica, solo que ¿qué decir de las alubias y los españoles que preparan la fabada? ¿O de las judías, como les llaman en otros lados?

Mi vida debería dividirse entre el tiempo en que no hago nada y el tiempo que dedico a cagar. Ah... solo que el asunto de las ventosidades no es frecuente.

 No crean que me vayan a encontrar todo el tiempo expulsando gases como si tuviese tuberculosis en el culo.

No, son los frijoles, exquisitos, deliciosos, sabrosos que desde el jueves pasado preparé con la paciencia de una anciana y que he ido comiendo en peligrosas dosis desde el viernes.

Y si alguien me dijera que mañana el mundo se queda sin alimentos, seguro yo tendría una ración de frijoles para rato, y seguro muchos morirían de hambre, solo que eso sí, nadie moriría por olerme un pedo.

Así que si me disculpas debo ir al baño: tú ya está en él mientras me lees.

 

 

 

 



                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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