Tijuana BC En 009. Que tan divers@s somos………………………….
Esta monja cartuja bosteza; la noche ha sido larga, con la nostalgia y la inquietud aguardando en cada palabra de una conmovedora historia sin final feliz.
No es una historia triste, al contrario, solo que su explicación es el lamento de una sociedad perdida en la oscuridad.
La vela se apaga, las campanas llaman a misa y la humilde monja abandona el lecho y la lectura de la las conclusiones del Encuentro Mundial de las Familias, que la jerarquía Católica realizo en nuestro país.
Vale la pena hacer una reflexión sobre el tema, aún más cuando los cambios económicos, sociales, y del desarrollo urbano han transformado el concepto o conocimiento de la tradicional composición de los núcleos familiares.
Ante la visión en este encuentro en el sentido de insistir que la familia tradicional o natural es el único modelo moralmente aceptable, la realidad muestra que no existe un ideal modelo de familias, y si bien la familia nuclear es la más numerosa en México, existen otros tipos, como lo demuestran los datos del INEG.
El número de hogares encabezados por una mujer, representan uno de cada cinco.
A lo que habría que sumar los cambios en la composición familiar derivadas de la migración, o la formación de familias diversas.
Nuestro país, ha experimentado una creciente diversificación de los modelos de convivencia, que han llevado a un replanteamiento del papel de las instituciones y las políticas publicas en materia de equidad de género, combate a la discriminación y a la violencia contra la mujer y la infancia: integración familiar, y reconocimiento a la diversidad, para atender las nuevas realidades en la composición de las familias mexicanas, dejando atrás las visiones moralistas y unilaterales.
Así, hemos reconocido que la familia en México, es la base fundamental del tejido social y juega un papel de cohesión y solidaridad que nos diferencia de otras sociedades.
Se ha puesto en el centro de esta discusión la necesidad de dejar atrás el modelo autoritario que representa la familia tradicional con predominio paterno y masculino que subordina a mujeres e hijos.
Niega a sus integrantes su capacidad de desarrollo personal, les impone roles, tolera la violencia y la discriminación entre éstos, e incluso, excluye del patrimonio familiar.
Una sociedad que se precie de ser liberal, requiere una familia que supere el papel de subordinación de sus miembros y sea la semilla de una sociedad equitativa.
Por esto, dentro de las tentaciones autoritarias y la fetidez conservadora que penetra a nuestra sociedad, no dejan de ser preocupantes las declaraciones que exigen la llamada familia tradicional, la cual consideran es la única que puede garantizar un núcleo sólido y con valores, y en particular por que esa visión niega la existencia en México de distintas formas de integración de núcleos de convivencia familiar a las que el Estado debe reconocer derechos y otorgar garantías legales plenas.
Las familias mexicanas son diversas, por lo que es inaceptable que se pretenda imponer la idea de familia natural como modelo insuperable.
El Estado y la sociedad deben garantizar en todos los ordenes el respeto a la pluralidad.
La diversidad y la privacidad de las personas para integrar el modelo familiar que satisfaga sus interese y su seguridad.
La necia realidad continua demostrando que tan divers@s somos.
Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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