Tijuana BC Enero 009. Fotografías en Sepia.
No sé si te pasará a ti también, solo que cada vez que veo fotos como estas me entra una especie de tristeza… Y es peor tocarlas y verlas a la vez. ...
La ventana del comedor me permite ver hacia la entrada del edificio…………..
Mi jardín, los rosales, el durazno, la banca de cemento, carros en el estacionamiento.
El paisaje físico se funde con el humano en la figura de una señora mayor que camina a paso cansado, parece estar de regreso en la vida, recuperando los movimientos dados.
Creo contemplar una fotografía del futuro, porque tal vez, dentro de unos años, que no por mucho transforman esa visión en algo menos cierto, yo ocuparé su lugar, caminaré, le imitaré para no romper la armonía urbana que es una expresión simplificada del universo.
Pienso esto y te recuerdo, en mi pensamiento te encuentras tú.
Es el atardecer, el sol, aun ejerce su monarquía y autoridad sobre el cielo, parece ignorar que pronto tendrá que ceder ante la luna.
Olvida que la noche tal vez lo arrastre a un sueño del cual, quizá no pueda regresar.
Entre tanto, yo, te construyo valiéndome de espacios en blanco en mi mente.
Más allá del cuerpo, un poco antes de las preguntas, de mis subjetivas impresiones y mis melódicos recuerdos.
Soy conciente de mi pulso, de mi respiración, estoy viva en el presente.
Nada más importa.
Te veo instalándote en mi existencia, esa que ayer no habías querido ver o sentir.
Y hoy, has tomado como propia.
Puedo escucharte diciéndome esas pocas palabras que hemos intercambiado, futuro en plural animándome a vivir.
Y, aunque no puedo reconocerme en ti, aunque podría decirte todo esto que ahora pienso, lo dejo dentro del espacio que ocupan mis ideas.
Tengo miedo de que no comprendas, porque difícilmente yo lo comprendo.
A pesar de la distancia que nos separa, rompo las fronteras y te veo.
Pienso en estas emociones inéditas, en el milagro de una persona totalmente desconocida que eras para mí.
En eso pienso.
Y recuerdo que me has dicho que te gustan las fotos, que guardas muchas de ellas, que has tomado la fotografía como tu pasa tiempo, y confías en ellas tu frágil memoria.
Mentiría si te dijera que comparto eso.
Traigo a mi mente las fotos que he tomado en mi vida, y lo que he encontrado cuando me enfrento a ellas buscando consuelo o el regreso de algunos buenos momentos.
Solo cementerios he tenido en esas imágenes.
Cosas que ya no estoy segura que ocurrieron, besos, abrazos, sonrisas y años brillantes y deseables.
Interrumpo mi razonamiento acerca de las fotos, pienso en las sensaciones que has traído a mi vida.
No me bastarían un millón de fotografías para explicarte lo que extraño; Porque no son las personas, las calles, el color local.
Es arraigo, rayos del sol que se aspiran a través de cada poro, risas inesperadas, caminatas en silencio bajo la luna, aromas, ruidos, gritos, voces con ese sentido tan suyo, abrazos, instantes en el café , búsquedas personales en aquel viejo templo usado como estación de bomberos, lagrimas sin permisos, palabras, silencios, cuentos, historias con minúsculas, las extraño y mucho.
Por más que me repita que no será lo mismo, terminare llevándome a la cama el sabor del arrepentimiento de haber dejado aquella tierra; Recuerdos, personas, pasado.
No quiero una foto, una estrella fugaz, una noche pasajera.
El mundo no termina con la muerte, déjame contarte que se extiende en hilos infinitos y podrían llegar a perdernos.
Solo que también debes saber que esta vida, tal como la conocemos, no durara para siempre, que las caricias y palabras que aplacemos para el momento siguiente, podrían quedar en simple intención.
Te voy mirando y voy comprendiendo que mis ambiciones de amor eterno, permanente e infinito, tal vez no se ajusten a nuestras vidas, a nuestro mundo.
Tampoco nos servirán todas las fotos del universo para explicarle a alguien mañana lo que hoy siento por ti, como te quiero, solo que nunca te lo diré.
Son puntos de vista y tú tienes el tuyo.
Tú sigues ajena a mis pensamientos.
Pienso; El mundo es complicado, sobre todo por la necesidad de relacionarnos con otros seres humanos.
Arriesgado y difícil ejercicio de comprender a otra antes de haberse comprendido una misma.
La anciana ha desaparecido, veo el estacionamiento; Esta desierto.
Como es afuera, es adentro, dice un principio de la metafísica.
Por una vez tengo pruebas real de esta afirmación, yo también estoy desierta.
Vagamente pienso que hoy, en una calle falta mi presencia, aliento, tierra, aire.
Dejo de comprender el tiempo.
Ganas o pierdes, juegas o pasa, llegan los puntos críticos, es un juego de asociaciones, estoy atrapada.
Atraída por la fuerza de mi caracterización, te unes a la escena y me besas como si nos aguardara el fin del mundo al minuto siguiente.
Así debiera ser siempre en cada cosa.
Pienso con rabia compensar con tu cuerpo mis frustraciones, mis deseos reprimidos, podría, podría……….
Solo te beso, me uno a la fila de tontas enamoradas.
Elijo sentir que arden mis labios, ser libre por un instante que equivale a una vida.
Pienso en otra historias, otros recuerdos, días de sepia atrapadas a mi boca, que ahora, no puedo contártelas.
De cualquier manera, son otras historias.
No ha terminado el día, tal vez el sol en su ocaso, más que un fin sea un principio, tal vez ni seamos tú y yo.
Quizá ni siquiera estemos vivas, será que las historias se entre mezclan creando caos.
Y aparte de tus historias, mis historias, nuestras historias, exista algo más.
Podría ser eso, probablemente no sea nada.
El día se ha diluido, ahora todo es oscuridad irremediablemente, tal vez la noche traiga el remedio, o tal vez llegue con las manos vacías, o quizá, me robe lo poco que me quede de vida, de corazón, de alma. Andrea Guadalupe.
Andrea Guadalupe.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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