viernes, enero 23

Algùn día hasta tus playas ..........................


Tijuana BC En 009.   Algún día hasta tus playas…………………………….

 

 

Mi padre, en estos días cumplió un aniversario más de su partida física.

Fue un hombre que habiendo nacido en el Estado de México, lugar de terrenos áridos, duros, faltos de agua y oportunidades, de muy joven, emigro, camino por el norte del País, hasta que sus ojos voltearon al Sureste mexicano.

Ahí, se embriago de verde, del calido y alegre corazón jarocho, de la  cuatro veces heroica ciudad, donde la tristeza no tiene cabida y  resulta imposible resistirse a la alegría contagiosa de sus habitantes.

De la prodiga naturaleza tropical de Veracruz, del suave rumor del viento que se arrastra entre cañaverales, platanares, árboles de naranjas y limones que mezcla aromas y tonadas de melodías de Toña La Negra, Agustín Lara, y Celia Cruz, entre sus  calles, murallas y fachadas de los edificios coloniales que son testimonios permanentes de un pasado y presente de entrega y valentía.

Mi padre, hombre que se enamoro del mar, del Puerto de Veracruz y de mi madre.

Tres pasiones tuvo en su vida: su trabajo como mecánico de maquinaria pesada, el pedo y el olor a pantaleta, como definía el gusto por tomar con sus amigos y su afición por las mujeres, y por ultimo, el café.

Placer de lo que él hacia casi un ritual.

Quien no beba una taza de café de esta tierra, no puede decir que ha visitado Veracruz, solía decir.

Mis padres fueron tan similares, como lo pueden ser el día de la noche, una calida tarde de verano o una fría noche de cierzo invernal.  

Tal vez por sus diferencias, o gracias a ellas se dieron tiempo para formar una familia.

De mi padre, herede el gusto por el café, la lectura y la alegría por vivir.

Hombre práctico se consideraba él, siempre dispuesto para lo que tuviera que hacer.

Mi madre, desde siempre, en mis recuerdos, existe como una mujer propensa al dramatismo.

A su lado, las grandes trágicas del cine mexicano, eran simple aficionadas.

Cualquier inconveniente, el foco que se fundía, la plancha que se descomponía, una queja escolar de sus hijos, era motivo suficiente para que ella saliera en espantosos gritos, se arrancara los cabellos y derramara cataratas de lagrimas.

Cierta noche que mi padre llego pasado de copas a la casa, mi madre encontró un buen pretexto para ejercer su vocación dramática, de modo que cuando lo vio así, alzo los brazos al cielo, echo hacia atrás la cabeza y lanzo un grito desde lo mas hondo de su ser.

Alarido tan espeluznante, capaz de congelar la sangre del hombre más valeroso.

¡Ay Raúl…………….! Clamo con desgarrador acento, ¡Tú me vas a enterrar!

Eeeeeeeee saco, respondió mi padre usando una expresión veracruzana que sirve para manifestar dudas.

¿Magda, a poco crees que con la borrachera que me cargo, voy a ponerme a cavar tumbas?

Veracruz, las historias de mi infancia y mi padre, siempre estoy queriendo regresar ahí.

Digo pues, lo que de Lara escuchaba: "Algún día hasta tus playas lejanas tendré que volver………………"                Andrea Guadalupe.

 

 

 

 

 

 

                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 




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