jueves, febrero 20

Sabes a mar, y a olas de sal...

Febrero 2014.      Sabes a mar, y a olas de sal...
Sí, sí me consumen las palabras, y me llenan de recuerdo, se ocupaba del afán de seducir, mientras yo, miraba el mar oscuro, silencioso...
Y el corazón temblando, sin apenas latido, rompía en llanto.
Vuelve el silencio, la intriga... todo ocurre, cuando llega el ocaso...y el sol se oculta, precipitadamente.
Vuelve el silencio, tan necesitado y tan incomprendido, camino hacia la creación... y son tormentas...
El silencio como espacio personal, la distancia como comunicación con la creatividad y en medio, como siempre, el corazón que ansía el azul en las letras donde los encuentros se descubren sutiles como las caricias, constantes como la sangre.
El tiempo, que se tarda en llegar al final del camino, de los besos, de los versos... más tiempo, más notas.
Noté que me sentías, entre las cortinas, entre la sombra...
Las palabras no respiran, sólo resbalan por el pentagrama del corazón...el llanto, y el canto, que es lamento... la música, que sabemos es, el espacio entre dos notas...
Para continuar, para comenzar, para terminar, para alcanzar lo que parece estar lejos, para garabatear esa palabra que no respira, esa nota que es más tiempo entre otras nuevas notas.
El azul de las palabras, me libera, fluye... encontrar el sentido... la fuerza del silencio...me llena el alma... después, todo es distinto... todo es memoria y olvido.
En las palabras me agoto, como se consumen las brasas tras el fuego vivo, dando a la memoria más leña que arde entre los espacios del olvido, que son recuerdos también azules y rojos, y placeres entre los besos amados, sentidos, queridos, no dados...
Se pierden por ahí, los versos, en busca del recuerdo, se ocultan los deseos de colores,  tiempo que estuve entre caricias y cantos... ahora todo es distante...
El aire se los lleva entre sus brisas, como el agua que arrastra entre las olas para no quedar nada escrito, solo las venteadas palabras, y los tiempos robados al sueño, que son lugares de recreo para el recuerdo, que se atrincheran en la memoria hasta el suave paso de otra ola, de otra brisa de más distancia.
Tanta distancia...llegar al puerto... llenarse de belleza, mecerse con las olas,  borrarlo todo, menos los besos robados al tiempo.
En la distancia, se oculta tu voz, y las olas quietas, me dejan silencios... creando siempre ese vaivén divino.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, lugar donde al recordarte, pienso que sabes a mar, y a olas de sal...

Andrea Guadalupe. 

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