Febrero 2014. Anoche
soñé...
Gasté años de mi vida, los primeros tratando de convertirme
en algo.
Quería ser buena haciendo cosas, quería ser buena en la
escuela y en las calificaciones... Y todo lo veía desde esa perspectiva: No
estoy bien de la manera que soy, aunque, si me vuelvo buena haciendo cosas...
Me di cuenta que no entendía este juego bien porque el juego
era descubrir lo que yo ya era.
Yo no nací siendo Andrea Guadalupe, nací siendo un ser
humano.
Entonces aprendí esta historia de quién soy, si soy buena o mala,
escribiendo… eso se aprende durante el camino.
Cuando era pequeña sólo deseaba una cosa: crecer.
Quería que todo sucediera de prisa, aunque, ahora no sé para
qué ha servido todo esto.
No sé para qué, la vida es una historia que te cuentas, y
claro hay que inventarse un personaje para vivirla, para que, en lo finito e
ínfimo de nuestra vida en el universo, sintamos que no pasamos desapercibidas.
Que existimos, porque alguien más que nosotros ve nuestro transcurrir
sobre el tiempo.
Creo que tod@s somos historias, tod@s somos cuentos, cada
segundo con sus mil aristas lo es. Y somos al mismo tiempo protagonistas y
personajes secundarios o apenas puntos den un renglón de la vida.
Depende del momento.
Creo que una viene a la vida para convertirse en una
historia, creo que lo último que hace la conciencia antes de extinguirse es
contarnos la historia de nuestra vida.
Estamos hechas de tiempo y todo se evapora como el humo,
aunque la esencia de lo perdido permanece en los recuerdos tal y como un
perfume queda impregnado en la piel hasta llegar a formar parte de nuestra
identidad.
Anoche estuve soñando... frases que caían y se confundían
esfumándose en llamas rosadas... con un olor tenue... ¿O era una estrella
fugaz?
Sentía que el amanecer me cerraba los ojos dulcemente... me
dejé caer... anudé fríos o buscaba estíos pasados, te necesitaba o era poco más
que una huida...no sé, no sé.
Anoche soñé... cómo
me gustaría recordarlo.
La memoria, nuestra parte más frágil, sensible y vulnerable
a los cambios y a las emociones, es un archivo que conserva en forma de
recuerdos las cosas que nos suceden en la vida.
Recordar puede ser sinónimo de revivir, reinventar,
reescribir aquello que evocamos mediante complicados procesos inferenciales,
entre los cuales hay un extraño mecanismo de síntesis que selecciona y evalúa
lo que recordamos y lo que olvidamos.
Porque, eso sí, la memoria existe para recordarnos que todo
pasa, que hay un principio y un fin para todo y para tod@s.
Desde Tijuana BC, lugar donde, sé que, decir: Nunca te voy a
olvidar, es una frase llena de misterio, expresión alrededor de la cual podría
construir un templo.
Andrea Guadalupe.
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