domingo, febrero 24

Señor: Si me ves reír es que estoy trastornada.


Febrero 2013. Señor: Si me ves reír es que estoy trastornada.
¿Sabes Dios? Si me ves reír es que estoy perturbada, ya que reír es lo que sueño y  para reír de verdad requiero tiempo, esperanzas y otro sueño, pues en esta realidad que vivo, atascada entre mis huesos, entre los dolores convulsos, que no sé si puedo hacerlo.
Es tan dulcemente marchita, esta vida sin acción, que lo que ya pisé en el huerto, aquello que nunca quise, el desgaste de mi tiempo, esperando una alborada, esperando que suene el cielo, que me llame, que me cite para atravesar el infierno, y llegar desnuda y fría, sin dolor, aunque sin gestos a la orilla de otras vidas, a otros lugares más humanos o más nuestros.
Señor, tengo que hablar formalmente contigo, yo no tengo claro que existas, es complicado eso de creer sin ver, aunque, eso es lo de menos, aquí estoy para hablar contigo de tú a tú, para ver si aclaramos de una vez todo lo que está pasando.
Déjame plantearte mis dudas un poco desordenadamente, sí en algún momento me confundo o digo alguna impertinencia, me interrumpes y me aclaras el error: Veamos, tu llegada a la tierra fue hace más de 2000 años, aunque, según entiendo, tú no llegaste en persona, mandaste a un hijo tuyo, eso dicen, un tal Jesús.
El caso es que este personaje debió de alborotar mucho el ambiente por aquel entonces diciendo cosas que las gentes no estaban habituadas a escuchar, como que su reino no era de este mundo, celebrando a la pobreza, dando la cara  por los humillados, los maltratados, los parias de la tierra.
Se admite que vino a inculcarnos el amor, decía que nos amásemos los unos a los otros, y en fin que todo esto lo anunció y lo plasmó  con una serie de milagros para enseñar con ejemplos lo que quería conseguir de la humanidad, se dejó matar por los romanos, parece ser que resucitó al tercer día, que dejó a la población impresionada con estos hechos...sólo que, desde entonces se fue, o desapareciste, y ya nada más se supo de ti, al menos no de esa forma tan evidente.
Entiendo que lo que pretendías era presentar unas normas éticas a seguir, encauzar el comportamiento humano por una senda más pacífica y en resumidas cuentas conseguir el progreso de la humanidad...lo de conseguir que la gente te rece, perdóname, lo veo un objetivo menor.
Sinceramente te creo lo suficientemente inteligente para que esa parte de tu misión no fuese lo más importante, a fin de cuentas los asuntos de la fe son muy íntimos y entre un creyente y un no creyente no hay diferencias si entre uno y otro, si un individuo se comporta con solidaridad, es consecuente con tu mensaje de paz, amor, es una persona pacífica, honrada, solidaria, etc...Que al final crea o no crea en tu existencia, o crea o no crea en ese reino superior que se conjetura nos aguarda después de la muerte, pues eso, no lo veo relevante. Creer en definitiva no deja de ser un impulso, un fogonazo que se tiene o no se tiene.
A mí en cierta manera me dan mucha envidia esos creyentes, que enfrentan la vida, o mejor dicho, la muerte con la lealtad que supone saberse elegidos para otra vida después de morirse, eso tiene que tranquilizar mucho, para eso reconozco su utilidad, aunque, claro, eso o se tiene o no se tiene...si yo no creo por mucho que quiera....me tendré que conformar con  la duda, y esperar.
Aunque, lo que quiero decirte es que tienes que volver, no sé, manifestarte de alguna manera. Más de 2000 años sin aparecer ya va siendo hora, no pretendo que lo arregles tú todo, si, que al menos te muestres y nos vuelvas a indicar el camino a seguir, porque me parece que o no se te entendió bien o se han adulterado mucho los términos y no terminamos de hacerte caso. Que te voy a contar que tú no sepas, a la vista está...los hombres se organizaron para rendirte memoria y fundaron una cosa que llamaron Iglesia, y como todas las cosas que hacemos los humanos, pues llena de imperfecciones, lo que pasa es que en este caso las imperfecciones se notan más, porque no es lo mismo que hacer una organización para vender sodas, papas fritas o hamburguesas.
En el caso de fundar una Iglesia en tu nombre, creo que el comportamiento debe ser exquisito, porque, se supone que el jerarca de la Iglesia y quienes la dirigen, hablan en tu nombre, y por lo tanto deben mostrarse como un fiel reflejo de tu argumento moralista, de tus valores, y sinceramente si quieres que te diga la verdad, tengo mis dudas.
Tal vez, quiero creer que nos estás poniendo a prueba y por eso no te muestras, me dirás que peores tiempos se han pasado y tampoco apareciste, en fin que te voy a contar, guerras, etapas oscuras de la historia donde quizá tu intervención hubiese sido más necesaria.
Aunque también hubo periodos de la historia donde en tu nombre se cometieron abusos y atrocidades terribles: la Inquisición, las cruzadas, en fin ya sabes,...Este tipo de actitudes más que alentar el entendimiento y la concordia supuso lo contrario.
Y bueno, pues al día de hoy seguimos igual.
La Iglesia no se quita ese lastre que tiene, ese carácter controvertido, por un lado tiene sus adeptos e incondicionales y por otra parte están los contrarios y los que argumentan la incoherencia de sus actos en base a los principios que se supone que defiende...bueno, el caso es que más que fomentar la concordia y el amor, esta situación lo que está creando es enfrentamiento, distanciamiento y odios.
Por eso es que te pida tu intervención antes de que esto vaya a más, y nos acabemos matando otra vez, si no lo estamos haciendo ya.
Se hace necesario que aclares los términos, que pongas las cosas en su sitio.
Yo estoy convencida de que lo que ahora existe, es una caricatura de lo que se supone que debe de ser, sin duda hay individuos y parte de  esta organización que es íntegra en su quehacer diario, existe mucha buena gente que actúa para conseguir más amor en el mundo, para lograr una justicia mayor, que actúan a la imagen y semejanza de tu hijo, esto es, conviviendo con la pobreza, con los más desfavorecidos y luchando en la tierra por un mundo mejor, lo hacen en tú nombre y es tú aval moral lo que les mantiene en esta situación, sólo que, sinceramente creo que si tu no existieses lo harían igual, porque creo que esa es buena gente por encima de que existas o no existas, porque, el que exista un reino de los cielos o no, no es el motivo central que les impulsa a actuar en el sentido que lo hacen.
De hecho has de saber que hay mucha gente que no cree en ese reino de los cielos, que dudan de tu existencia y sin embargo funcionan en la misma línea...y luego está la parte controvertida de la organización, todo ese lujo, tanto relumbrón, y toda ese conjunto de ceremonias que sustenta a las altas jerarquías de la Iglesia, con el Papa a la cabeza, con un acompañamiento de Cardenales, Obispos etc...Que dan una imagen un tanto alejada de la austeridad y humildad que tú avalas.
Además se les ve como muy influidos del ambiente de los poderosos, se frecuentan con los políticos, mandamases y banqueros sin ningún bochorno, y se hace difícil concordar tu mensaje de pobreza con las imágenes  que muestran quienes dicen representarte.
Y el mundo ya vez como está, no es que lo diga yo, está hecho un vómito, ya sé que siempre estuvo lleno de injusticias y egoísmos, aunque la cuestión es que no disminuye, aumenta.
Y una cosa son las líneas del comportamiento ético y otras esas naderías que no me encajan...me refiero a asuntos como el divorcio, el uso del preservativo y si me apuras el aborto o la diversidad sexual, pues para mí que esto son parte del comportamiento humano que no definen a la persona como buena o mala.
Tú de esos temas o tu hijo,  no dijeron nada, y es que nada había que decir, en esa época no existían los preservativos, y la medicina no estaba tan avanzada como para practicar abortos, y de las células madre.
¿Qué quieres que te diga?
Esa Iglesia que habla en tu nombre se ha sacado de la manga que tú no lo ves con buenos ojos, sólo que, que yo sepa, tú no dijiste nada, y no me extraña.
¿Qué vas a decir?... está todo muy confuso, que en torno a tu memoria, se supone que a tus intenciones se ha organizado y muy bien eso que llamamos la Iglesia y yo creo que tienes que volver de alguna manera para ver si renuevan los estatutos, se ponen al día y se refunda de nuevo, porque para mí que es un árbol torcido que cada vez se tuerce más.
Aunque a lo mejor lo que tienes en mente es otra cosa...como eres Dios, tú lo sabes, yo no.
Yo creo que, 2000 años son muchísimos, y para ti como Dios que eres, pues es una nada, lo tuyo tal vez, son periodos más largos, que sé yo... Como no lo sabemos, igual, lo que somos aquí en la tierra es un experimento, y ya no te acuerdas de nosotros, igual tienes hechos muchos mundos por el espacio y no te das abasto para custodiar, se te acumula el trabajo, en fin, tú te limitaste a hacer un mundo y luego nos dejaste a nuestro albedrío, y por eso estamos así.
O tienes otra cosa en mente, ves cómo está el panorama y te estás planteando si merece la pena una rehabilitación del planeta tierra o es mejor tirarlo todo y volver a construir, no me extraña, no es para menos...me imagino que te sale más barato volver a empezar y construyes un mundo nuevo.
Si así es, te aconsejo que dejes muy claro desde el principio que tipo de seres humanos o lo que sea, quieres que seamos, si consideras que tenemos que amarnos los unos a los otros y que debemos  tener una ética determinada es conveniente que lo dejes escrito, porque si no ya ves lo que pasa.
"y en verdad os digo, que es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos, a que un camello pase por el ojo de una aguja"...parece que estaba bien escrito y  clarito ¿Verdad?...pues fíjate el caso que se te ha hecho, no entendieron esa metáfora, vas a tener que ser más explícito y decir algo así "según el artículo X de los estatutos de acceso al cielo, no irán a él los que en la hora de su muerte acumulen riquezas por valor de x cantidad ,eso ya lo determinarás tú, para ver si así te entienden mejor.
Me estaría hablándote de circunstancias y abusos que veo a mi alrededor y no pararía, así para empezar.
En espera de contestación, estoy a tu disposición para lo que mandes...y ya te digo, perdona que no tenga clara tu existencia, sólo que, da la sensación de que o no existes o tienes en mente dar por finalizado este proyecto y empezar otro nuevo desde cero.
Sin otro particular, me despido en la espera de que te manifiestes en uno u otro sentido y vuelvas a darnos unas pautas de comportamiento que tanta falta nos hacen.
Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde, Señor, si me ves reír, es que estoy trastornada, estoy como en un sueño, pues veo mis fantasías más bellas que esta realidad mundana, de sufrimiento, lento, cadencioso y terco, que me ata horas y horas al vacío del tiempo, por eso espero despierta, somnolienta, aunque  atenta, a que suene la campana a que surja el movimiento. Andrea Guadalupe.

                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      


Es imposible consumirse si no se esta ardiendo.


Febrero 2013.             Es imposible consumirse si no se esta ardiendo.

Primera trompeta.

La tierra tiembla, el cielo se acongoja, la luna se vuelve roja, un ángel baja, las iglesias se derrumban.

 Pentagramas en las montañas, el animal toma vida, empieza la batalla

En el mar empieza a librarse una batalla épica, truenos y relámpagos empiezan a volar tratando de dar en el objetivo.

Una de las alas de un ángel explota, dando muerte al primero de muchos, la razón muere, empieza el miedo, el sol se apaga, todo se libra a la luz de la luna.

Sale fuego, empieza a abrirse el sello y unas garras se asoman por él.

Cuando todo está en la oscuridad, una luz infernal lo ilumina y deja visible la cara de un macho cabrío que empieza a subir a la superficie para finalizar la comenzada guerra.

La tierra llevaba muchos años pidiendo que el momento llegara y lo consiguió.

El sello se rompe y Lucifer sube completamente y deja que todos lo vean.

La tierra arde en llamas, muchos mueren al instante, el Cristo acude de emergencia cuando todo parece perdido.

Una ola de fuego lo ataca, aunque, implorando a su padre, logra que se detenga.

Empieza a fallar, la gente ya no cree en él y su poder es débil.

En un momento crítico, una persona reza en nombre del demonio y Jesús el Cristo, siente como su piel se quema.

Los demás reaccionan y piden por el Salvador, Lucifer siente como su corazón muerto empieza a quemarse, debe apurarse y terminar antes de que todo se haya perdido.

Unos Ángeles bajan en socorro del Cristo y lanzan rayos de luz al demonio para vencer, sólo que, este con una mirada los deja fuera.

Inmediatamente Miguel y Uriel acuden para poner fin a esto y son simplemente quemados por las brasas infernales que Lilith ha mandado hacia ellos.

Empieza una batalla cuando Adán resucita junto con Eva y empiezan a orar por el Salvador.

Este ve el esfuerzo de sus hijos por protegerlo, y empieza a ganar poder.

Inmediatamente lanza rayos fulminantes al demonio para eliminarlo de la faz de la tierra. Trata con todas sus fuerzas de hacer que caiga, aunque, sin crueldad en su corazón.

Sabe que la más mínima muestra de odio puede ser aprovechada por él.

Sabe que toda la vida depende de un hilo, los mares se vuelven sangre, las montañas caen destruyendo todo, la gente pierde la fe en El, y alaban al cabrío.

Dios ve lo que está pasando, y todos sus ángeles bajan a hacer justicia y salvar a su hijo, uno de entre muchos.

Desde el cielo, empieza a hilar el destino de todos los que alabaron a su favor y contra.

 Los seguidores, saben lo que les depara, aunque igual siguen como empezaron.

El demonio se levanta y destroza el pecho de Cristo, su inmaculado corazón queda al descubierto y no deja de sangrar, sólo que, no es de él, sino de ella.

María acudió a tiempo a rescatar a su hijo a un gran precio.

El hijo ha visto a su madre caer frente a sus ojos, su furia es incontrolable y empieza a fulminar al macho cabrío.

Ya nada tiene salvación, el demonio ha logrado su cometido y el odio ha entrado en el corazón de nuestro Salvador, Dios actúa rápido y sale de su morada.

Todos quedan asombrados, El Padre, El hijo y el Espíritu Santo se han reunido para acabar finalmente con Satán.

Este no se queda quieto y llama a Caín y Lilith, quienes acuden inmediatamente.

Se entabla una batalla grandiosa y nunca antes predicha por nadie.

Michel de Nôtre-Dame desde su tumba ve lo única que no pudo advertir.

Jesús no tiene fuerzas,  su padre se unifica con él al igual que el Espíritu Santo, formando a La Luz absoluta.

Esta ataca por completo a toda la legión de demonios, exterminándolos por siempre.

Satán se resiste a morir, y daña gravemente a La Luz, los pocos mortales vivos ponen toda su fe en La Luz.

Esta adquiere un poder inimaginable, un poder infinito y que no puede ser superado por nada en el Cosmos.

El demonio grita ante su derrota y su muerte, aunque ríe por la caída de sus rivales también, su labor se cumplió, al igual que su temor, finalmente ambas partes lo logaron, vencieron al enemigo, al rival, al opuesto, al distinto

Ahora los humanos deberán arreglárselas solos…Querían el Juicio Final, llegó para todos.

Miles de años pasarán antes de regresar a donde estaban antes.

La civilización estará en su Ultimátum, ya no puede sobrevivir más.

Los padres devoran a sus hijos y las madres no dan leche, los animales son flácidos y las plantas secas.

La tierra se ha muerto y el agua se ha secado por completo.

Todos los días son noches, las noches son muertes, las muertes el descaso, el descanso una despedida, una despedida que desaparece al son del viento y no vuelve jamás.

Pidieron tanto y lo obtuvieron, el Final, Apocalipsis, Armagedón.

No hay ningún lugar habitable, sólo desiertos y rocas, arena y polvo.

Un suspiro será la despedida de todos y cada uno de los terrestres sobrevivientes.

Ninguno podrá escapar, como una rata en las alcantarillas, simplemente navegarán buscando nada y algo, buscando Luz y Sombra.

Ya nada de eso es posible, ellos mismos los destruyeron, con una mirada al cielo se puede leer la historia completa escrita en el aire.

El humo levantado nunca baja, intoxicando a todos y nadie, las bacterias finalmente han desaparecido, igualmente los alimentos y bebidas.

Provocaron el final y ahora desean un nuevo comienzo, siempre una segunda oportunidad.

Finalmente solo quedan cinco personas, cuatro, tres, dos, una.

Un último suspiro al viento.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde mi alma está atrapada entre el cielo y el infierno, aunque,  lo cierto es… Que es imposible consumirse si no se esta ardiendo.

Andrea Guadalupe. 

                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

sábado, febrero 16

Crónicas.

Febrero 2013.  Crónicas.  

En este 14 de febrero, no he recibido ninguna llamada diciéndome cuánto me quieren ni un patético regalo de enamorados... sólo que yo me quiero.

Es más: voy a declararme: me gusto cuando río y también cuando lloro, me gusto cuando sueño despierta, cuando me levanto los domingos y leo el periódico, cuando me pinto los labios y me pongo tacones, cuando hago bien mi trabajo y cuando se me iluminan los ojos contemplando los pequeños detalles que hacen especiales cada uno de mis días: un sol radiante, una luna triste... Sí: me quiero.

Soy lo mejor que me ha pasado, tal vez  por eso, mañana mismo empiezo a ser escritora.

Hoy he cerrado una etapa de mi vida, y con este portazo me he alcanzado los dedos.

Aún, sobre mi cama, giran como planetas y satélites algunos olores húmedos y sedientos.

Se ha formado una nube interestelar de dolor ambiguo, necesito tiempo para reorganizar este caos que flota sobre mí.

Estoy agotada, creí contemplar estrellas mientras hoy descubro que sólo fueron agujeros negros que me devoran por dentro, como un cáncer.

En mi evolución me convertí en púlsar, repleta de neutrones y vísceras, sigo girando mientras me mareo.

Tomo conciencia y abro los ojos, mi cuerpo  está desnudo,  vestido con olor a sexo por cada poro. En la cama cuelgan partes de congoja y deseo, pedazos que me llevan a un paraíso devastado. Descubro que ya no es sólo sexo lo que mi  llena yo interno, es la  necesidad de amar, que más que entrega se traduce en posesión.

Y hoy he despertado sola otra vez, preparo mi baño, necesito borrar  olores, dejar que todo el dolor se marche por el drenaje.

Ya quiero volver al cielo, flotar como lo hacen las ninfas.

Quedarme a tu lado hubiera significado perder mi conciencia y mi identidad.

Lo habría hecho sin pensarlo y con agradecimiento a cambio de que hayas habitado mis rincones todas las noches, hasta donde mi vida llegara.

Decírtelo fue perderte y los rincones dejaron de serlo para convertirse en imprecisos pliegues de mi existencia.

Una existencia que sólo cobró sentido en aquellos instantes, los que me han obligado a vivir sentada al borde de ti, aunque tú te hayas ido.

Si me decido a enviarte estas crónicas, es porque disfruto al escribirlas, como seguro tú al leerlas. Esta necesidad de encontrarte y horas después despedirte para continuar con este juego ambiguo, al que me confieso cada día más enganchada.

Escribir sobre esto, me lleva a disfrutar de nuevo de los sabores, olores y visiones que anoche tuve contigo, provocando la misma necesidad de un pellizco largo en el pezón.

 Nuestro pacto, encuentros casuales y los correos electrónicos que después nos brindamos, me mantiene en un estado de continua necesidad.

Como el paseo de tu lengua desde mi pie, deteniéndose en el tobillo, los muslos; me manejas e impides siquiera que me acaricie, cuando te pido más, me dejas al borde de un abismo, desde el que no quieres sacarme.

Hoy, mis pies se arrastran en las calles.

 Cerca de diez mil noches no borraron de mi memoria lo que sentí rozando  tu piel.

Los colores no entran solo por la vista, lo descubrí acostándome sobre tu pecho con mis ojos cerrados, y sentí  por el temblor de tus muslos que mis susurrantes palabras encendían la oscuridad de tu cuerpo.  

Fue tu soplido en mi cuello, ¿o eran los recuerdos?

O tal vez el sentir como me engañe a mi misma pensando que nuestras tardes de besos y caricias se perpetuarían, introduje mi mano dentro de mi blusa y acaricie mi pecho.

¿Cuantas veces fue tu mano la que suavemente lo frotó?

 ¿Cuantas veces?

 No, no puedo confundirme, quiero que vuelvas a tenerme. Junto a ti, girando, dando vueltas; nuestra vieja sábana pegándose a nuestros cuerpos.

Tus gritos, los míos, otra vez.

Tiemblo, recuerdo, caigo de rodillas.

Te perdí, aunque… gane un recuerdo.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde descubro que lo enigmático es la forma más erótica del deseo.

¿Qué hay más confuso que el deseo que despierta el erotismo?

¿No sucumbe el erotismo ante la vaguedad del deseo?

Andrea Guadalupe. 


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una búsqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

viernes, febrero 15

el sabor de tus labios.

Febrero 2013. El sabor de tus labios.

Cuando mis labios sienten tu piel y beben de tu deseo, puedo llenarme de vida para seguir mis pasos con una sonrisa.

Lo único que queda en mi casa de tu presencia, es el lápiz de labios de un color rosa pálido en mi tocador.

En ocasiones, lo necesito,  repaso mi maquillaje y recorro mis labios con mi lengua y te recuerdo.

Ya no puedo morir por tus labios, muerta estoy, desde que no recorren mi cuerpo y no gimen mi nombre.

Desde que no besan mi nuca y no ríen en mi cuello, desde que no acarician mi espalda, y no se entretienen en mi pecho, desde que me robaron tu pasión y no juegan con mis besos.

Desde que no me susurran que me van a hacer suya, desde que no me susurran que me deseas.

¿Qué fruto milagroso se oculta entre tus labios líquidos que, depositado suavemente a lo largo de mi tosca piel desnuda, engendra fecundas pasiones voluptuosas?

Por alguna razón extraña, a veces creo olerte, inconscientemente miro a mi alrededor… No estás.

Mi mundo se detiene y entonces… sólo escucho mi corazón latir.

Se acelera... y recuerdo, emoción que llega  envuelta en una oleada de calor... Recuerdo temblar, recuerdo resbalar, latir... recuerdo el sabor salado, recuerdo el dulce, el amargo... recuerdo el dolor, recuerdo el miedo, recuerdo gemir... recuerdo la urgencia, el vacío, el ansia, la prisa, gemir... recuerdo parar, para poder seguir... Sin querer cierro los ojos y te veo... miro tus labios... se pierden en los míos... Lucho por abrir los ojos, se cierran más fuerte, los abro rápidamente y despierto, a tiempo para no seguir.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde está noche, el sabor de tus labios, es mi obsesión. Andrea Guadalupe. 


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

domingo, febrero 10

La imagen de mi madre.


Febrero 2013.  La imagen de mi madre.

No me acuerdo de mi nombre, de verdad, no me acuerdo, tal vez sea porque me han dicho que sufro de demencia senil.

A veces, me llegan recuerdos y una extraña claridad, en otras ocasiones, sufro o estoy contenta, porque los sentimientos pertenecen al corazón, no a la memoria, que día a día me está abandonando.

Entre esta neblina que cubre mí mente, sopla en ocasiones una viento que me muestra el mundo cómo yo lo conocí: Mí mundo.

Aunque, no sé siquiera sí esa lucidez es real, porque en ocasiones, olvido que recuerdo, y en otras recuerdo que se me las olvidan cosas.. .

De vez en cuando intento recordar a mí manera, y me invento recuerdos.. . Casi nunca reconozco a mis propios hijos, y algunas veces al recordar que me olvido, creo reconocer, o lo intento, o me imagino, no lo sé a cualquiera cómo mí hijo, aunque, no sabré nunca la verdad.

Soy una especialista en olvido, por eso me duele, a mí manera, que me olviden aunque yo no lo sepa; porque yo ya no sé casi nada, sólo que mis sentimientos siguen intactos, aunque no siempre los entienda o los pueda compartir.

¿Saben?, sigo teniendo frío, calor, vergüenza y en algunas ocasiones, miedo; sólo que nunca se lo cuento a nadie.

Hablo poco, muy poco, cada vez menos, la verdad, aunque cuando hablo, lo hago con educación y conocimiento; porque no es el conocimiento el que me está abandonando…es la memoria… Muchas veces me siento sola, triste y deprimida.

No puedo expresarlo, sólo sentirlo. .. Lo único que puedo ofrecer es una sonrisa, cuando me siento, a mí manera, contenta, cuidada y feliz...

Entraño algo, o a alguien, no lo sé. .. Y quizás nunca lo sepa.

 Lo que sí sé, es que me gusta que me cuiden, que me hablen, aunque yo no conteste y que me traten como lo que soy: una persona.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde la imagen de mi madre, me inunda con su demencia senil.

Andrea Guadalupe.

 

                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

Lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y teclear palabras.

Febrero 2013.    Lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y teclear palabras.

Es parte de mi naturaleza el despertarme cuando el crepúsculo matutino empieza a rasgar las sombras, espacio y tiempo de nadie.

 A esa hora, paseo por la casa y en ocasiones, se me escapa una gaviota en alas de un de un suspiro.

Entonces me doy cuenta de que sigo anclada a un lugar donde los sueños llegan empujados por las olas, sin más melodía que el rumor del mar acariciando las rocas que lo limitan, aunque a veces, se quedan al pairo largo rato... Hasta que el olor del café me devuelve a la orilla.

Amaneceres ya menguados éstos de febrero que se abrazan, resistentes, a los aparejos del invierno.  

El mar, antes resplandeciente, se va quebrantando por poniente.

El horizonte va descendiendo y si elevamos la mirada, podremos ver cómo la cola del ocaso aún serpentea al otro lado.

Las mañanas son grises, los árboles, desnudos de hojas, dan a las desiertas calles un aire de postal melancólica, las pocas personas que se enfrentan al frío se defienden de él con gruesos abrigos, bufandas, gorros, es como si fueran montañas de ropa que se inflarán al nacer la mañana y se desinflaran al caer el sol.

Imagino que no hay nada en su interior, que sólo están llenas de aire caliente, de ese vaho que se les escapa por la boca en forma de humo blanco, como si fuera su alma.

Caminan rápido, sin tiempo para fijarse en sí mismos o en quienes les rodean, incapaces de apreciar la estudiada coreografía que componen caminando, o esperando en la parada del transporte publico.  

Hace unos minutos que ha dejado de llover, aunque las nubes siguen tapando el sol,  rendido el cielo, las gotas de lluvia continúan cayendo con una rítmica cadencia que debería demostrar la existencia de una fuerza superior, capaz de ordenarlo todo.

Ahora que la tormenta ha parado, se nutre del agua que cae desde el techo de un negocio, cada gota tarda cuatro o cinco segundos en desprenderse de él.

En cuanto una se precipita al vacío, comienza a crecer la siguiente.

Se hincha poco a poco, hasta que pesa demasiado para continuar aferrada, al impactar en el charco, crea pequeñas ondas que se deslizan sobre la superficie.

No sé, si es una metáfora de la vida o de la muerte.

Este 2013 me propongo ser feliz, así que no cumpliré años, sólo sueños.

¿Sabes? Me gustaría tener un lugar al que llamar nuestro, un lugar en el que siempre sea de noche… y verano.

En el que no haya lámparas, para que podamos ver bien las estrellas, escondido en medio de la ciudad y con un banco, para que pueda sentarme a esperarte en él.

Un banco desde el que te vea llegar de lejos, como las promesas que nadie rompe, las promesas lejanas que se acercan paso a paso, demasiado despacio como para convertirse en realidad, sólo  que siempre llegan, como tú cada vez que vienes a buscarme a mi rincón existencial.

Siento nostalgia, aunque, quien nada tiene, nada puede perder… A veces estoy triste, sólo que no es por lo que tuve, es por lo que no llegué a conocer.

Ya no espero nada de la vida, así es más fácil disfrutar de las pequeñas cosas, de las que amenazan con morirse en cualquier momento, como esas promesas que parecía que no llegarían nunca a convertirse en realidad; y de las estrellas fugaces que rompen el equilibrio del cielo nocturno, igual que las lucecitas rojas de los aviones.

¿Cuáles la diferencia entre una estrella fugaz y la lucecita roja de un avión?

Se pueden comprar pequeñas partes de mar en el Pacifico, podría mirarlos desde aquí e imaginar que estamos allí.

Tal vez, así todo cambie.

Me encantaría despegarme del suelo y caminar sobre el cristal del espejo del mar.

El Mediterráneo, no está tan lejos como parece.

Refleja la luz de sol, hace calor y es un mundo de historias, como la  vida que me ha tocado vivir.

He aprendido a flotar sobre un mar de nada, a navegar entre sus olas sin tener que chillar órdenes.

Escucho la marea del tiempo golpear contra el madero de mi pequeña embarcación y me pregunto, qué clase de persona desea huir en un segundo y dejarse arrastrar por la corriente justo después.

Reconozco que no necesito un nosotros y el mundo me mira escandalizado.

Ahora sólo quiero despegar los pies del suelo y alejarme de la tierra guiada por el deseo de llegar a alguna parte en el Pacifico.

¿Puedes entenderlo? ¿Te gustaría comprenderlo? No, eso sería… ¿demasiado adulto?

¿Ahora haces tú las preguntas?

Yo siempre soy quien hace las preguntas, sólo que tienen forma de respuesta… Me cuestiono en afirmativo, eso significa que tengo ganas de vivir.

Tal vez, si le hago suficientes preguntas a las preguntas, terminan convirtiéndose en respuestas que no sean preguntas, aunque estén equivocadas.

Ahí está el secreto.

Cuando mis pies pierden contacto con el suelo, siento una corriente de aire elevar mi cuerpo, empiezo a flotar y noto como la tierra trata de abrazarse como si fuera a echarme de menos y quisiera entrelazarse con mis mulos, para que no me alejara de ella.

Es la melodía de la narrativa, la que me envuelve como si fuese una corriente de aire, y me hace volar.

 Sonrío fascinada sin pararme a pensar en la lógica del momento ni de los hechos, es simplemente una oleada de felicidad que me golpea el pecho, sin sentido, un soplo de aire fresco basado en la libertad.

Tan simple es sentirse rodeada de paz., tan simple como pasar la noche en un desierto.

Sólo hay que aprender a adormecer las voces y los susurros del viento.

Quizás sea esa la única respuesta posible, el silencio.

Siempre es algo sobre algo sumando una perfecta ausencia de sentido en el interior.

Estática allí donde nadie puede limitarse a guardar silencio, y hasta la arena del desierto grita mientras los seres humanos pierden la voz reclamando respeto, y tal vez, sea esa la única respuesta, taparse los oídos para no escuchar nada.

Se llena el mundo de promesas como el reloj de arena de granos que desfilan en perfecto orden, en un orden sin sentido, como las promesas.

Pierdo el camino siguiendo una palabra, o un olor asociado a una emoción, o una emoción asociada a una persona… o un recuerdo.

Un recuerdo felizmente perdido, como los enfermos terminales, que tendidos en la cama sonríen ante lo que fue porque lo que será ya no tiene sentido, y aprenden a llorar con el alma en calma o rebelada contra sí misma, con odio o amor, con las manos vacías o los puños cerrados.

Y puede que ahí esté la capacidad última de decisión, en abrazar la vida tal y como viene o en luchar contra la misma muerte cuando ya es inevitable, cuando no es más que la siguiente parada de la vida.

Tengo miedo de que me rompan el silencio y no me dejen aprovechar la vida con sus promesas.

Y cuando tengo miedo, lo único que sé hacer es…guardar silencio.

Me imagino caminando hacia el mar, sin nada en mi bolsa, sonriendo y un extraño calor me llena.

Tal vez, es por la melodía, porque hoy es uno de esos extraños días en los que puedo escucharla y dejar que guíe mi vuelo.

Cierro los ojos y disfruto del viaje sin ver nada a mí alrededor.

A cabo de descubrir por qué me gusta la noche, es cuando más huele el mundo a mañana… en el silencio, sigo un arcoíris de emociones que me llevan del lado diáfano de la vida a otro repleto de grises.

La puerta de las emociones se abre como un abanico lleno de opciones.

El próximo estado emocional sólo depende del siguiente segundo.

Cierro los ojos.

Mis dedos conocen cada una de las teclas que presionan de memoria, son lo más parecido que tengo a las lágrimas.

Lloro a través de ellas, son mis emociones, mis fibras nerviosas, sólo puedo presionar teclas, intentando crear un mundo triste, hermoso y desprovisto de maldad.

Mi cuerpo siente la melodía de las palabras y la oscuridad me sobrepasa conforme llega la tristeza, no me invade, sólo me sobrepasa.

Es como un fuerte viento que sopla a favor, haciendo que el pelo te tape la cara y que la chaqueta se te agarre a los riñones.

Como una aurora boreal de eternos matices cromáticos que desprende un universo de futuros extraviados, de tristezas, de sentimientos de pérdida, como una dulce nostalgia que te mece en sus brazos antes de llevarte a la cama.

Quizás pertenezca a la cara oculta de la luna, quizás sea ese cuarto menguante que se esconde a los ojos de quienes son normales, quizás sea el reverso de la moneda.  

Yo siempre me siento sola, y lo único que puedo hacer es cerrar los ojos y teclear palabras.

Sólo tengo los distintos matices de la tristeza soplando a mí alrededor, los grises bucólicos de una tarde invernal, los rojos de un atardecer solitario visto desde el recodo del camino, el violeta de la ropa interior de un cuerpo que está demasiado pegado al mío, el negro de mi alma, y el azul oscuro de esas mentiras tan trabajadas que coquetean con la verdad.

Voy buscando felicidad debajo de cualquier piedra, dándoles tímidas pataditas, no sea que se asuste y salga corriendo, o se entierre todavía más profundo.

Créeme, hay que tener mucha fuerza de voluntad para pasar toda la vida buscando.

Hay gente que se cansa y se dice a sí misma que ya la ha encontrado, sólo que es mentira y algún día lo descubrirán.

Entonces no sabrán con quién estar enfadados, si con ellos mismos por mentirse o con ellos mismos por haberse creído.

Sí, hay que tener algo especial para seguir buscando siempre, incluso con un corazón lleno de lágrimas y soledad.

Soy de las que buscan un tejado en el que sentarse para mirar hacia el cielo sin ver nada, porque les llena el ruido de la calle, de las que son capaces de estar pensando durante horas, con la mente en blanco, o de tener mil ideas con las que arreglar el mundo, aunque sea imposible ponerlas en práctica.

No hay más Dios que una sonrisa, nos decimos, y sí Dios existe, nos da la razón.

Y también siente envidia, porque le gustaría pertenecer a nuestra comunidad, aunque no puede, Él lo sabe todo, y nosotr@s sólo tenemos dudas.

Es hermoso vivir con dudas, siempre estás dispuesta a dejarte convencer por cualquiera, o al menos a escucharle.

Encuentras la verdad allí donde haya un Dios dibujado en los labios de un niño, su madre, un hermano o un amigo, aunque los credos sean distintos.

¿Qué soy? Soy la mentirosa que se cuenta quimeras para seguir viva y, de paso, tratar de recordarle al resto del mundo que aún respira.

Soy de las que cada vez le cuesta más distinguir un sueño de una mentira.

El resto del tiempo me pierdo  por el mundo.

Mientras tanto, espero que sigas siendo feliz, porque no puedo dejar de acudir a tu lado cada vez que estás triste.

Y mientras eres feliz, simplemente camino hacia cualquier otro lugar, al que me lleven mis piernas, que siempre han sido más listas que yo.

Cesa la música, me despido.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde una vez más, me asomo a la ventana y grito tu nombre, y ni el eco me hace caso, cierro la ventana, vuelvo a la cama y me pierdo en mis sueños para encontrarte en ellos, alegre de verme, de abrazarme, de quererme.

Otra mañana más que sólo la palabra escrita calma mis penas.  

Andrea Guadalupe. 


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

lunes, febrero 4

¿Qué cómo estoy?


Febrero 2013.  ¿Qué cómo estoy?

Hoy encontré una mariposa muerta en la esquina de una ventana, me he puesto a temblar como una estúpida.

Alguien me pregunta por qué soy insomne.

La respuesta es que duermo con tantos fantasmas que siempre me caigo de la cama.

La soledad es como el tiempo: relativo y cabrón, en ocasiones, quisiera poder decir; ya no me daña tanto sentirme sola.

Eso significa que ya duele menos el nombre que tiene mi soledad, porque el verdadero inconveniente es el nombre.

El problema es que cuando te duele la soledad, es porque casi siempre duele una ausencia.

¿Estás sola porque quieres, porque nadie te quiere o porque eres mañosa?

Así me pregunta una esperanza.

Estoy sola porque adonde mire, veía un fantasma, porque había espejos en cada esquina, reflejando lo que ya no iba a pasar.

Porque una puede ser una conexión estropeada, una es una que no existe, o que se descascara, o que se arruga hasta no leerse ni una vocal, aunque, otras veces una es algo mejor.

Unas veces soy una novela entera, y tiene sentido, otras veces soy una luz que se desplaza y suena.

En ocasiones, me despierto y hay amistades que invitan a desayunar o libros que no dejan dormir, y no me quedan ausencias en el papel mural, y así, ya no me queda ningún pendiente en la nómina de llantos.

Esas veces, si cierro los ojos, me encuentro a mi misma abrazándome, entonces le soplo un beso en la nariz a esa palabreja rara, soledad, y ella se ríe conmigo, calladita, y ya no grita más.

Un buen amigo que me conoce, dice que mi tendencia a suspirar no es bronquial ni pulmonar, sino mental: Tienes demasiadas ideas, me diagnostica y dice que en acupuntura eso se llama: viento en el cerebro o algo así.

Yo me imagino fisuras entre un área y otra, y en las corrientes de aire que entran y me estremecen de vez en vez.

Pienso en las bajas presiones y en el buen tiempo, en este sol que se asoma en el horizonte y en las brisas que soplan sin nublar.

Pienso en el frío que traigo en el corazón hace ya un tiempo, suspiro y sigo el viento que me lleva al mar.

Me gusta tanto escribir historias, contarlas, leerlas, porque describirlas es ir en contra del caos y la incomprensión, significan un esfuerzo por tejer nudos para hilar realidades o fantasías.

Es la pequeña e insignificante rebelión que utilizo contra el sinsentido un segundo antes de quebrarme con él los dientes.

Es la idea caprichosa de creer que lo que se ordena se comprende mejor, porque esa rara creatividad es también una gota de morfina.

Es pedir, al final de ese plato no elegido, una última golosina, y yo, amparo el delirio de mi lápiz en ese magnífico derecho a la rebeldía.

¿Qué cómo estoy? Deja que te cuente…Por mi afán de escribir, me he curado de la fobia a la oscuridad, ya no cierro los ojos frente al espejo.

Voy por mi casa encontrando diálogos entre los objetos y me alegra pensar que al fin algo traman, abro la puerta y me encuentro con  pasadizos en un libro y en el, una carta para descubrirte en ella  a ti.

Entiendo ahora mi corazón como una casa, y esa casa como un vientre y confieso que no me alcanza con los pedazos de lealtad que generosamente me regalan, no me basta con la solidaridad genuina, con las dentelladas de rabia, con los nombres que pronuncio para tapar tu ausencia.

Cuando llego a casa, cuando me despierto y no está tu piel, cuando convoco con mis labios tus marcas, tus sabores, cuando la nariz se llena de tu aroma, cuando leo lo que dijimos, cuando descubro lo que falta, cuando recorro geografías que recorrimos, no me alcanza.

No me alcanzan los insultos ni las explicaciones no me alcanzan las lágrimas ni los consuelos, no me alcanzan las manos ni la lengua, no me alcanza el corazón.

Tiemblo hundida de invierno, congelada de sorpresa, enferma de abandono.

Me abrigo en un borde que no me ve, oscuro como la confesión de un torturador, sombrío como el mañana que no tuvimos, y todas las luces de la ciudad no me alcanzan.

Siempre pesadillas de abandono, siempre de partida, siempre pesadillas de adiós.

Y cada vez esa voz trayéndome de la pena a la realidad, a la madrugada en que tu pierna y mi pierna son parte de la misma trenza, en la que hay un pecho en el cual descansar y puede una reír de tanta desgracia.

Y luego, una noche, pesadillas de las que me escapo, hasta abrir los ojos, y extender el brazo en una cama vacía, muda, para confirmar la realidad también como una pesadilla.

Me palpo, entumida y fría, me aprieto contra mis brazos, y me calmo a mí misma: aquí estoy.

El tiempo es muy cabrón, te digo, ahora que escucho a mis fantasmas, acunando recuerdos como bebés que han muerto.

Tenemos una noche, una playa, una luna mordida y todo el mar, tenemos una urgencia demasiado aplazada, tenemos un viaje con desvíos, y un retorno con cuentos para despertar.

Me quedo en silencio; te alejas memorizándome, como te memorizo yo, el tiempo es muy cabrón.

¿Qué cómo estoy? Mejor, sonrío durante el día, no lloro con las canciones y despierto sin ganas de que sea ayer.

Escribo menos, no mando mensajes telefónicos, duermo suficientes horas por noche.

Yo diría que normal, con todas las vaguedades del término.

Quiero decir que a veces leo en voz alta y lloro un poco, o me acuesto y reviso cartas antiguas. Digo nombres prohibidos, hablo con los muertos, me escondo en los lugares públicos.

Cosas así, difusas, como hablar con la cafetera, como pasar horas mirando las nubes.

 Nada serio, nada incurable.

Aunque… ¿Sabes? En el ombligo, aquí, me sigue doliendo, y creo que la única posibilidad es eliminarlo.

Me duele antes de dormir y cuando me baño o miro fotografías viejas.

El resto, bien, por eso no se inquieten, en realidad el pulso quedó en otro sitio con la sangre. Todo bien.

Todavía, sí, vienen por cualquier cosa, los temblores, alguien diciéndome cariño, la puta luna llena, ups, perdón, la tristeza que me hunde cada vez que hace frío y me preparo un café, la ternura del insomnio, el miedo de los sueños, el hábito de hacer afirmaciones con la entonación de quien pregunta, las lecturas huérfanas que no pude compartir.

También estoy diciendo menos malas palabras, casi nada.

Aunque sí, bien, cada día más sana: no corro por las calles en horas imposibles, los pasos casi siempre me conducen hasta mi casa, ya casi no me importa que el rosal color durazno se haya muerto, ni que se caigan las mariposas de mi pared. ¿No te lo dije? Mucho mejor.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, el lugar más mítico del mundo, donde las lenguas se aman y unen en el; Hello, O, key, Bye Bye, y el verbo to be.   Andrea Guadalupe.  

                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.      

 
 

domingo, febrero 3

Le pude sorprender aquella noche…

Febrero 2013.     Le pude sorprender aquella noche…

Esa noche llegué temprano a casa, el trabajo no estuvo pesado y pude regresar temprano.

En mi mente la idea de encontrarle sin dormir aun, me enloquecía, planeaba un festejo romántico; pensaba ingenuamente que con eso llenaría los vacíos que dejaba el trabajo.

La lluvia caía cada vez más duro, como anunciándome la tragedia, aunque no la quería oír, hacía mucho tiempo que no vivía, era un zombi producto de una sociedad consumista que cada vez se hundía más en su propia miseria y rutina: trabajo, deudas, café, presiones, noches de insomnio y más café.

Cada fin de mes un sueldo que apenas cubría mis necesidades y la certeza de que el mes entrante sería igual.

Al principio me fue difícil adaptarme a una rutina tan espantosa, me había convertido justo en eso que tanto odiaba y criticaba.

Mi único escape a esa vida sin dirección y a la vez con metas firmemente trazadas, era mi pareja.

Le conocí en un parque, fue tan hermoso ese día, ¿cómo olvidarle?

Estaba ahí sentado, con su guitarra y su voz haciendo un poco más alegre con sus canciones la vida de personas infelices como yo.

 Mi meta de ese día era el suicidio que siempre estaba entre mis planes, quizá vio mi rostro y entendió que quería abandonar la vida.

Justo cuando pasé a su lado me sonrió y detuvo la canción, me invitó a sentarme a su lado y acompañarle.

No distinguí lo que me dijo, seguí caminando, como una mujer que se abandona a sí misma, porque después de todo eso era yo… Sólo que se paró y corrió hacia mí, me tomó de la mano y me detuvo, en su mano izquierda llevaba la guitarra.

Cuando alcé la vista y vi su rostro entendí que era  con él, con su sonrisa y su cabello largo y despeinado que quería levantarme todos los días del resto de mi existencia, existencia que de no haber sido por él no habría tenido más.

Ahora le amaba tanto, aunque el tiempo ya había hecho estragos en nuestros espíritus y nuestros cuerpos, aún así seguíamos juntos, la rutina se había apoderado de mí y ya no lo hacía feliz.

Por eso quería sorprenderlo esa lluviosa noche.   

Caminé hasta la casa, la lluvia me besaba con fuerza, busqué  entre mi bolso las llaves y abrí la puerta, al entrar oí gemidos, al principio me aturdí luego de un rato descubrí que eran de una mujer y que provenían del segundo piso, despacio subí las escaleras y la puerta de mi cuarto, de nuestro cuarto, estaba medio abierta, pude distinguir una espalda que se asomaba por las sábanas blancas que yo había puesto el día anterior.

La mujer seguía gimiendo y retorciéndose sobre el hombre que un día me dio una razón para vivir y ahora me daba otra para morir.

Sus manos acariciaban la espalda de quien  ahora le hacían sentir, en la cama donde yo algún día también lo hice.

No soporté más, retrocedí unos pasos, no sabía si entrar y gritarle a él, el dolor que sentía, el odio que me invadía y se apoderaba de mi por completo, o simplemente irme, desaparecer de su vida, así como desaparecí de la mía hacía ya tiempo.

En un intento desesperado por calmarme me tapé la boca para evitar que escucharan mis sollozos, las lágrimas brotaban de mis ojos a goterones,  como la lluvia del cielo, que hacía solo unos instantes me había avisado la tragedia y no la quise escuchar.

Duré no más de dos minutos atragantándome con mi propio llanto y mi dolor, dolor que solo yo comprendía; me sentía menos mujer, después de todo buscó en brazos de otra el placer que quizás yo no le brindé, la belleza que yo había perdido hacía tiempo.

Mientras pensaba, tirada en el piso, sentí de nuevo el llamado de la vida, olí flores frescas y bajé las escaleras, suavemente fui hasta la cocina, mientras las lágrimas al igual que los gemidos de la mujer de arriba, cesaban. 

El olor a vida me llamaba, ya sabía qué tenía que hacer, el cuchillo que reposaba en la mesa pasó a mi mano y el aroma a flores frescas lo percibía cada vez más cerca.

Cómo extrañaba yo los días en que olía flores y buscaba mariposas, extrañaba los días en que oía los cantos del viento y la risa del agua, extrañaba los días en que … vivía…

Subí de nuevo las escaleras, no me importó hacer ruido, abrí completamente la puerta y los vi allí.

Estaban abrazados como dos seres que se aman, abrazados como un día yo lo abracé, el ruido de la puerta al abrirse los hizo notar mi presencia.

Recuerdo la expresión de sorpresa, me vio a los ojos y bajó la mirada… y ella, ella sólo trataba de vestirse torpemente.

No me dijo nada, no había nada que pudiera decirme… mientras yo sólo pensaba a cuál de los dos asesinar primero.

Me decidí por ella, finalmente fue más el hecho de que fuera joven y bella lo que más me hería, así que tomándola por el cabello introduje el cuchillo en su vientre tantas veces como me fue posible, la sangre no se hizo esperar  y el olor a flores frescas invadía mi olfato, podía oír el canto de la lluvia al caer sobre el tejado; terminé con ella y caminé hacía él que permanecía inmóvil, no creo que me creyera capaz de hacer algo como lo que acababa de hacer,  lo tomé también por el cabello.

Aunque él de un golpe se soltó y me  empujó, recuerdo tanto su expresión de desconcierto y sorpresa, caí al piso levantándome casi inmediatamente y atacando de nuevo contra su pecho, contra su rostro, contra sus ojos y su sonrisa, clavé el cuchillo en su carne mientras me veía, joven, en un jardín de flores humedecidas por el rocío y el viento levantando mi cabello y haciéndome soñar, las mariposas jugueteando a mis espaldas y una sensación de tranquilidad y paz. 

No estoy segura de cuánto tiempo duré en ese aturdimiento, sólo sé que fue el suficiente para sentirme viva otra vez…

Todavía tengo su sonrisa guardada en el alma y su sangre seca en mi rostro.

Ahora puedo decir que logré mi objetivo, finalmente le pude sorprender aquella noche…

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, ciudad frontera simbólica entre Latino América y Estados Unidos.

Andrea Guadalupe.

 


                                              Andrea Guadalupe.

                Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  
                                            sumergidos en una busqueda natural.

                   Desde mi rincón existencial, donde el  sol nace al poniente.