sábado, diciembre 31

Hoy, repasaré palabras, muchas palabras.


 

Tijuana BC. Dic. 2011.       Hoy, repasaré palabras, muchas palabras.

En  palabras de metal y piedra, para lanzar o traspasar, de canto o tajo, palabras que al caer se fragmenten, como polvo imposible de devolver la forma sin llamarse olvido.

Palabras para decir y señalar el nombre propio, no el de las cosas ni el de nadie, sino el que viene al vuelo y la voz lo calla para escuchar un ruido, la vida mínima de una mirada que murió en el encuentro, la desnudez de paso que no llegó a saludo.

En palabras contadas en el hambre al alza en el mercado libre y palabras hervidas, pensadas sorbo a sorbo en una jornada alrededor del plato, la palabra fríjol entre los sueños rotos, y en la mesa puesta para el pan sencillo o desnudando a la cebolla de su ropaje blanco.

Hoy, repasaré palabras, muchas palabras, como la palabra lumbre amasando el día o la de otros pies para los pies con frío y la de ese segundo que tarda un espejo en devolver el alma y en apagarse la luz liviana de un beso al cerrar el mundo.

En palabras de una sola pieza o desarmables, como la que escribe sin letras la tristeza es bella y se hace pronombre en un olor de cómoda, ropa de fiesta y ocasión perdida en la caja sin tiempo de los verbos muertos.

Abecedario y desaliento, palabras que me unen a una historia, familia, casa, destierro. En palabras para anunciar: este año, me ha dado hasta hoy, mis mejores momentos,  y yo escribo en el hilo de agua que lo canta.

En palabras, con la dicción cadenciosa de quien me enseño a leer y escribir: mi mamá_abuela.

 Sin otra infancia, la vida es un fuera de lugar y su momento.

Y me hablaba de las palabras, tiempo remoto en que me hizo juntar las sílabas.

Todas mis palabras es el amor que me inculco esa mujer.

Debajo de sus sílabas, los brotes de su música palpitan: en el óxido de la tarde, la tarde que  es una playa, la playa que son los días que llegan de otra orilla.

Hoy, repasaré palabras, muchas palabras, aunque al final, al cierre de la memoria, no queda ninguna que perdure.

Sólo se tiene prestada su sangre y se devuelve.

Quizás dos o tres son todas las palabras que necesito para acompañarme de largamente de mi silencio.

Andrea Guadalupe.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


                                               

Ofertas de fin de año.


Tijuana BC. Dic. 2011.  Ofertas de fin de año.

Cientos de colores, formas y diseños, fluyen con rabia por los laberintos pasillos, congestionados por sensuales formas de sugerentes olores.

Susurros... Discusiones... Pensamientos... Dudas, recorren los cuerpos femeninos, acostumbrados a la turbulencia de la frase más odiada que puede salir de nuestros labios: ¿Qué me pongo?, amiga íntima de la otra que dice: ¿Cómo me queda?
Dos dudas existenciales que las ofertas de fin de año tratan de solucionar.

Andrea…mira nada más que desordenes el la sección de zapatería…

Como un resorte ejecutó las órdenes de aquella voz angustiada y temerosa.
mirada perdida entre aquellos cuerpos bañados en sudor, furor y locura, me hacen recordar años atrás, cuando mi madre, en aquellos odiosos días de ofertas de zapatos, en otro lugar, en otra época,  cuando gritaba de forma histérica:
ven aquí... ¡No te me pierdas!

Mientras, ahí estaban ellos, de cartón piedra, como sugerencia a la melodía de Serrat, inalterables, inmóviles, observadores.

Invitados sin voz ni voto, luciendo los increíbles modelos rebajados a precios populares. Como hordas enloquecidas, entramos sin control, por aquellos angostos pasillos, apoderándonos de todo tipo de tela que encontramos a nuestro alrededor.

No lo compres, tiene un grave defecto en la costura

¿Eso te vas a poner? Por favor... si no te entra ni el pie.


¿Sabes?... dile a tu amiga que se bañe mejor cuando venga a probarse algo... Apesta


Y es que…son las últimas ofertas de fin de año.

Andrea Guadalupe.


                                                 

 
 

viernes, diciembre 30

Mañana, mañana…


Tijuana BC. Dic. 2011.   Mañana, mañana…

 Hoy me desperté con ganas de cerrar todas las puertas, la de mi vida, la de mis amistades,  la de mi sueño pasional.

Quiero estar sola, deseo pensar sin interrupciones, pretendo reintegrarme sin testigos y también porque me da la gana.

Así, egoístamente, sin contemplaciones, sin análisis, como si estuviera sola en el universo.

Y todo porque tengo la necesidad de aprisionar las huellas de tus manos en mi piel, el sabor de tus besos en mis labios, la luz de tu mirada en mis pupilas, el calor de tu cuerpo entre mis piernas, el olor de tu piel en mi aliento y para esto, acudo al jabón y al agua caliente escurriendo por mi cuerpo que se desangra de tanto restregar.

 Ahí, van protestando los pedazos de mis brazos empapados en tu olor, mis pechos destrozados al desprenderse las huellas que tus manos dibujaron, los manojos de cabellos donde antes escondías tu rostro.

Poco a poco el baño se va llenando de ti y de mi, poco a poco los despojos se van yendo por el drenaje para perderse entre las aguas negras que forman las inmundicias de la ciudad. Poco a poco todo lo que fuimos se va por el desagüe a buscar nuevos cauces, y yo los encontraré después, los capturaré cuando ya estén contaminados de humanidad, sólo así podré tenerte definitivamente e involucrarte a ese algo que no son mis extremidades, ni mi piel, ni mis cabellos, ni mi rostro, ni mis pechos, ni mis caderas, ni mi sexo.

 Sino ese trayecto ínfimo de mí camino que conserva tu sabor.

  Entonces, miro la cortina  del baño y pienso que necesita también algo de jabón.

Sólo que, ese, es un pensamiento fugaz, detrás de él o delante no sé muy bien, están las puertas, las puertas cerradas de mi vida y me alegro de que estén así, y se hayan vuelto impenetrables... es la única forma que tengo de conocer algo de libertad en mi vida.

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial donde creo que mañana, mañana cuando abra los ojos empezaré también a abrirlas, aunque, hoy, por favor, dejarme cerrar la puerta.

Andrea Guadalupe.


                                              

 
 

Un deseo…


Tijuana BC. Dic. 2011.  Un deseo…

Ojala las ladillas de de cien gentes insalubres, infecten los genitales de quien intente fastidiarme el año próximo... Y que tenga los brazos tan cortos que no pueda rascarse.

Andrea Guadalupe.


                                                  

 
 

jueves, diciembre 29

Creo que ya nos merecemos…


Tijuana BC. Dic. 2011.  Creo que ya nos merecemos…

 

Estas líneas, son para ti, tú, que en este preciso momento navegas por la red, y por casualidad, destino o decisión, te encuentras aquí.

Son para ti, para nadie más.

Se acaba un año, y creí que la mejor manera de agradecer el tiempo que me has acompañado, en está que es época de decir: Felices Fiestas, colmadas de buenos deseos como la paz, amor, salud y prosperidad.

Reflexiono y pienso que está, debiera ser una pausa para intentar establecer un remanso de paz en el espíritu.

Tal vez, de manera utópica, seria que la buena voluntad de la temporada fuese para siempre, o mínimo la mayor parte del tiempo.

Sólo que, al parecer, los seres humanos, no somos capaces de extender el amor, más allá de unos cuantos días.

Después, es volver a las rutinas negativas.

Aunque, ¿Sabes?, aparte de deseos, también es época de regalar y dar.

¿Qué puedo regalarte?

Sólo puedo darte un obsequio limitado a estas líneas, expresándome a través de la palabra escrita.

Mi regalo, es desearte, que si no tienes amor, te llegue, si te falta salud, la recuperes, si estas triste, que la alegría visite tu corazón y se instale en tu existencia, si no gozas de paz y tranquilidad, que vuelvan ha ti.

Si hay seres queridos alejados por la distancia, que restablezcan el contacto.

Es decir…deseo de corazón, que tu vida se llene de música, baile, sonrisas, risas infantiles y carcajadas.

Que tengas tiempo y lugar para él sol, la luna, las estrellas, la mar, las flores…

Todo en carretas llenas el borde, ahora que aún es tiempo, porque la vida humana no es eterna, basta con ir a una funeraria para contemplar el orden finito, lo temporal.  

Sólo que no olvides que la vida para tod@s, en especial, quienes te rodean o tienen un lazo contigo, el asunto es calle de doble sentido, dar y recibir.

Al igual que tú, l@s demás, también esperan tu amor, llamada, felicitación, abrazo…

Cierto que eres, sólo que en la medida que somos.

Soy porque me dieron vida, otr@s, me dan tiempo, cariño y compartimos: no soy, somos…

En la medida que damos, recibimos, somos dualidad, si actuamos con buena voluntad, mayor será nuestra paz, felicidad y riqueza espiritual.

¡Más hace quien quiere, que quien puede!

Creo que ya nos merecemos la famosa: Paz en la tierra a los seres de Buena Voluntad.

Desde mi rincón existencial, Tijuana BC, donde te deseo que nuestros propósitos de Año Nuevo, no sean solo humanos, sino impulsados por el poder de Dios, como tú lo concibas.

Andrea Guadalupe.


                                    

 
 

miércoles, diciembre 28

Suele suceder…



Tijuana BC. DIC. 2011.   Suele suceder…

No es que Chicomapa, región ubicada entre los caminos recónditos y olvidados de la nación, no tenga importancia o no exista.

No es que el lugar no esté en las cartografías, sólo que comparado con otras, es una comunidad invisible.

Por eso, las autoridades locales, decidieron izar una bandera enorme, tan grande como el deseo de figurar entre los absurdos de Ripley.

Una vez enarbolada, la gigantesca insignia, ya no señalaba, ocultaba, cubrió todo con monotonía, sin misericordia.

El ordinario desarrollo de la vida comunitaria, se vio alterado.

El tejido, tupido, de colores sólidos, impidió  el paso de la luz del sol, así como la lluvia y el habitual recorrido del viento.

Las aves no pudieron volar, los ríos, agonizaron, las ondas de radio y telefonía no alcanzaron a traspasar la masa textil, la comunicación con el exterior, ups, ¡Se paralizo!

Algunas personas con nexos familiares o comerciales, muestran su confusión.

Piensan, creen, se imaginan que debe haber sucedido algo tan terrible como una catástrofe, un adelanto del Apocalipsis.

Se considera dentro de los círculos gubernamentales encargados de la geografía, la posibilidad de borrar esa comunidad, región o pueblo de la memoria colectiva.

Al fin y al cabo, ninguno de sus habitantes puede haber sobrevivido: Nadie podría vivir bajo algo tan asfixiante.

 

En cierta sociedad de criterios cerrados, por edictos  prejuiciados, machistas, misóginos, lo normal en algunos lugares, como suele suceder, prohibieron cualquier tipo de manifestación escrita o explicita proveniente de la comunidad de la diversidad sexual.

A la mañana siguiente, en medio de un silencio sepulcral que se abatió sobre aquella casta imbécil, un destacamento perseguía a una activista, en un intento de acallar su voz.

Le cortaron la lengua, y empezó a silbar.

Le cortaron los labios y mostro sus dotes para la danza.

Le cortaron las piernas, y se dispuso a utilizar el cerebro.

Intentaron extirparle las ideas que proclamaba, sólo que…se movía demasiado y ellos…estaban tan cansados.

Andrea Guadalupe.

                                                

 
 

martes, diciembre 27

…Para olvidar.


Tijuana BC. Dic. 2011.   …Para olvidar.

Es una mujer que olvida, extravía las razones de los destinos, las citas, las horas, los motivos por los cuales está en la calle, en ese momento, en ese día.  

Es una mujer que olvida con mayor frecuencia cada vez más cosas.

Su posición económica le permite visitar a un medico especialista que, con los reconocimientos necesarios, diagnostica que no es nada fuera de lo normal.

Pronto detiene los daños del Alzheimer y sus contrariedades.  

Receta vitaminas y recomienda ejercicios mnemotécnicos.

Sólo que…ella olvida el tratamiento, tomarse las vitaminas y realizar los ejercicios.

Y continúa olvidando.

Ahora olvida los cumpleaños, los nombres, los rostros, dando ocasión a situaciones incomodas.

Como la tarde en que su pareja, al volver del trabajo, tuvo que correr por toda la casa tras de ella y, una vez que la alcanzo, enseñarle la fotografía de la boda para convencerla de que no era una persona extraña.

Así van las cosas, de mal en peor.

Una mañana, al levantarse, la mujer olvida de quien es el rostro que le devuelve el espejo.

Se mira una y otra vez, no logra identificar en esa cara envejecida, triste, el rostro de la mujer en la fotografía enmarcada que está en la pared y sabe suyo.

Ese día, dibuja en su rostro una sonrisa nostálgica, cargada de recuerdos, en su mente y corazón renació la imagen de aquella de quien se enamoro, aunque por prejuicios, fue una historia de amor lésbico, que no se permitió vivir.

La mujer que olvida, recordó por qué olvidaba.

Mientras su pareja cumple sus obligaciones en el trabajo, llena una maleta con algunas casas de valor sentimental, y otras, realmente imprescindibles.

Se marcha para siempre, deseando que aún no sea demasiado tarde para recordar cada detalle del rostro que ha estado intentando olvidar durante tantos años.

 

Vagando por la ciudad para olvidar el desamor, una caminante cruza la plaza donde las criaturas juegan.

Una de esas niñas, la mira a los ojos directamente y la mujer retiene esa mirada que se lleva consigo cuando se interna en el centro comercial.

Ahí, la mirada se aleja pegada a las caderas de una mujer joven de generosos andares.

Mientras camina, la mirada trepa por su cintura, se desliza por sus senos, dibuja la figura de un pezón, continua arriba, recorre el mentón, reinventa unos labios carnosos y uno pómulos perfectos.

Acaba en unos ojos cafés donde finalmente descansa, latente, hasta que, algo más tarde, se convierte en una mirada de amor, y se lanza contra el rostro de un muchacho de rasgos muy varoniles y suave bigote oscuro.

Ese hombre le devuelve la mirada de amor, transformada ahora en deseo.

Así, la visión, pasa saltando entre ellos, un día se convierte en una mirada de ternura, y se instala en los ojos de una bebé.

Mientras esta crece, la mirada disminuye, se llena de cosas, gentes, objetos, avenidas, palabras impresas, arquitecturas, obras de arte, paisajes y lentos atardeceres.  

Una tarde, veinte inviernos después, acarician el desnudo cuerpo de otra mujer que la devuelve a su remitente, convertida en lujuria.

Esa misma, se va enfriando a lo largo de años de contacto íntimo.

Poco a poco, aunque inevitablemente, pasa de lujuria a amor, de amor a cariño, de cariño a costumbre, de costumbre a la indiferencia.

Un día, la que hace tiempo fuera una bebé, es una caminante que vaga por la ciudad para olvidar el tiempo perdido en el desamor.

Esa paseante, cruza una plaza donde se encuentra una anciana.

Sus ojos se cruzan, la observa largamente, y ella, la anciana, siente como la paseante antes de perderse entre la gente en el centro comercial, le ha devuelto su mirada.

Andrea Guadalupe.


                                                  

 
 

lunes, diciembre 26

Nosotr@s... ya no somos lo que fuimos.



               

Tijuana BC. Dic. 2011.     Nosotr@s... ya no somos lo que fuimos.

Ya termina este 2011 y el año nuevo se asoma indeciso y reflexionó en lo que nombramos como finalizar un año, es tan solo una marca ficticia en el tiempo, que limita al pasado con sus errores y caídas que nos recuerdan que somos seres humanos con muchas imperfecciones.

En algún lugar se van quedando los años y en otro muy especial, nuestros cariños.

La nostalgia, haaa, la nostalgia, de no ser por ella, el pasado seria tan insignificante y gris como el presente.

Porque si nos ponemos a repasar los días del ayer, no es porque las cosas ya no sean lo que fueron, es porque nosotr@s, ya no somos lo que fuimos.

Aunque es un ayer que nunca dejara de sonar entre nuestros recuerdos, y su voz de ningún modo podrá callar, nada nos lo devolverá.  

La nostalgia forma parte de nuestra diaria conversación y en ella eliminamos palabras vacías, angustias simples, el desamor y la falsedad.

Y ese olvido, creo yo, es un mecanismo de auto defensa donde todo lo que pueda lastimarnos, es archivado en el lugar más retirado de nuestra conciencia, donde pierde fuerza y se vuelve inofensivo.

Por eso, cada amanecer es un nuevo principio y cada día nos ofrece la oportunidad de volver a empezar.

Cierto que en la vida hay fracasos, sólo que es mejor aprender de ellos que almacenarlos.

Por eso, intento quitar las telarañas de los rencores, abrir puertas, ventanas, permitir que el viento se lleve todas las ofensas, penas y desconsuelos.

Me siento bien como para mentirme a mi misma, aunque a veces, no estoy muy segura de eso, sólo que…si tuviera que calificarme, creo que lo haría sin avergonzarme o preocuparme por mi reputación.  

Sin embargo, he aprendido que si me piden mi opinión sobre alguien, intento ser cuidadosa al expresarla, ya que corro el riesgo de hacer un juicio equivocado, como tantas veces me ha sucedido, cometiendo así errores y volviéndome cómplice de quienes levantan falsos, sin ver el daño que se causa las personas.  

Como consecuencia, puede ser que en ocasiones me sienta sola, o casi sola.

No es una queja, es un hecho que no tiene nada que ver con quienes me quieren y rodean.

No, es algo más personal, que me hace pedirle a Dios o la vida, que me siga dando la oportunidad de entregarme a lo que amo y forma mi lucha diaria.

Por lo tanto, estoy convencida de que, el único encanto del pasado, radica en que es el pasado.

Querer que aquello que ha pasado vuelva a ser, es siempre una equivocación.

No hay tiempo para lamentos, hay mucho que hacer, ganas de vivir y compartir, los recuerdos quedaran donde deben, el futuro, lo espero confiada y con la fuerza de la esperanza.

El presente lo vivo, ¿Qué tal si lo compartimos?

Desde Tijuana BC, mi rincón existencial, donde bailo y canto con la palabra escrita, y la palabra escrita, baila y disfruta conmigo.

Andrea Guadalupe.

 
 

sábado, diciembre 24

Te sigo amando.



Tijuana BC. Dic. 2011.  Te sigo amando.

Quisiera decir que mi mejor beso tuvo la fogosidad de la rebeldía, o la delicadeza de la espuma de jabón.

Me encantaría decir que fue púrpura por la vehemencia de una romántica, o el desenfreno de mi inconsciencia.

Que mis labios ardían como un volcán en erupción, o que mi corazón palpitaba con la violencia de un estremecimiento.

Me alegraría si pudiera decir que mi mejor beso fue tan repentino como pretendido, tan esperado como improbable.

Que tuvo la suavidad de la seda y la crueldad de la sed.

El romanticismo de la Luna y el frenesí del Sol.

Quisiera decir que se paró el tiempo y se calló el viento.

Que la lluvia hizo acto de presencia para adornar una litografía perfecta.

Que mis ojos preguntaron y tus labios respondieron.

Sueño con poder decir todo eso, sólo que, el mejor beso de mi vida es el que todavía no he dado.

El que no me deja dormir, que me hace soñar despierta, mientras en mi mente resuenan los acordes de Scorpions, con su melodía, Still loving you…Pensando en el beso que me guardo para ti.

 

El sentimiento de soledad me embaraza, con un vacio inmenso.

Despacio voy cayendo, deteniéndome suavemente sobre el piso del parque.

Después de un tiempo una ráfaga de aire me eleva de nuevo y me traslada mecida suavemente, marcho de un mundo estático e inmóvil a un incesante viajar que me muestra lo que nunca antes había visto.

Las copas de los arboles pasan debajo de mi como nunca hubiera imaginado que pudieran hacerlo, las bancas del parque se hacen pequeñas desde las alturas, el estanque en otro tiempo lejano se hace grande mientras me acerco y chico al alejarme.

Los pájaros son compañeros de mi vuelo, pasan junto a mí como si yo fuera una con ellos. 

La noche llega, cae la lluvia y con ella finaliza mi viaje.

Mojada y pesada, tengo un respiro en el suelo después de un viaje que nunca llegue a imaginar, al fin y al cabo, sólo soy una hoja caída de un árbol.

Andrea Guadalupe.

    

 
 

viernes, diciembre 23

Cierta escritora loca...


Tijuana BC. Dic. 2011.   Cierta escritora loca...

Sucedió alguna ocasión en un lugar cuyo recuerdo flota en las tormentosas aguas de mi memoria.

Existió un hombre lujurioso en extremo, que desnudaba a cualquier mujer con la mirada.   

Por esa circunstancia, se le prohibió la entrad a cualquier lugar publico, en su trabajo, le obligaron a realizar sus actividades desde su casa.

Todas las mujeres que se consideraban; decentes, pudorosas, huían de él, aunque no siempre lograban evitarlo por las calles, alamedas o plazas.

Y contra ese hombre, legalmente hablando, nada podía hacerse.

Una fría mañana, como está que hoy se dejo sentir, y que quizá, tal vez, fue el resorte emocional que acciono el mecanismo de mis recuerdos, el cadáver del infame que despojaba las ropas con su mirada, fue hallado en un callejón.

Y aunque alguien le había vaciado los ojos con los tacones de unas zapatillas rojas de charol, las autoridades competentes, declararon que había sido muerte natural.

Hoy, casi todas las mujeres de esa comunidad duermen tranquilas, aunque, muy en su interior, temen que aparezca otro hombre capaz de desnudar con la mirada.

Más sin embargo, hay cierta escritora loca que, en ocasiones, le hecha de menos.  

Andrea Guadalupe.  


                                                  

 
 

Mi regalo de Navidad


Tijuana BC. Dic. 2011.   Mi regalo de Navidad

Todos los días, cada uno de mi existencia, recibo regalos de la vida, que en Navidad, acentúan su valor y belleza.

Como la sonrisa de mi hijo, el verlo luchando por ser, los abrazos de mis amistades, los buenos deseos que me hacen llegar, las frases de cariño inesperadas, la sonrisa de quien saludo,  las rosas, flores y aromas de mi pequeño y desordenado jardín, ups, regalos inesperados.

Llamadas gratas, comidas con gentes agradables, música que me mueve el alma, en fin, tantas cosas aparentemente triviales que me hacen feliz, como escribirle a alguien, poder irme alejando de los apegos materiales, buscando solamente la belleza de la naturaleza en los amaneceres o los atardeceres, las noches plagadas de estrellas, mis caminatas junto al mar, el leerles, el poder escribir…

Es tanto lo que me ha regalado la vida, o Dios, que para corresponder quisiera poder entregar a cada amistad o misterioso lector, un regalo muy especial, y, creo puedo, porque lo verdaderamente valioso no tiene precio, como expresarles con gusto, de corazón, que les deseo una muy feliz Navidad mañana, un Año Nuevo pleno, y dicha, felicidad y alegría.

Creo que no puedo más,…aunque, esperen, me queda algo aun para ustedes.

Mi regalo de Navidad; ¡Bendiciones de Dios!  Andrea Guadalupe.


                                              

jueves, diciembre 22

Pensamientos con sabor a sal…


 
 

Tijuana BC. Dic. 2011.  Pensamientos con sabor a sal…

Cuando cruce el último reten militar de revisión en mi camino, Tijuana todavía estaba ahí.

En calma, sin las alarmas que surgen de oídas, que construyen realidades a pedazos.

Vengo de Santa Rosalía, BCS, y voy rumbo a mi casa, el oficial mientras revisa mis documentos, hace un comentario acerca del cielo que se esta cerrando, que tal vez hoy por la tarde llueva.

Quizá, después de todo, el clima es solo un pronostico, la lluvia no firma contratos, cae donde quiere.

Me pregunta de donde soy yo, primer indicio de que han olisqueado un acento foráneo en tu lengua.

Comente que había nacido en Veracruz, aunque hace ya algunos años, me mude a Tijuana.

Quiero llegar a mi rincón existencial, lugar donde escribo en sigilo, en los recodos de la vida, del trabajo que muy poco le interesa saber de los esfuerzos con la narrativa, o si mi día es mejor porque me llego un comentario que estimula.

El trabajo es el trabajo, mundo mecanizado totalmente opuesto a la escritura.

Me gusta entrar a la ciudad por playas de Tijuana, cerca de la frontera con Estados Unidos.

Ahí, veo a los norteamericanos que están construyendo un muelle para que puedan pasear sus carros dela migra hasta arriba de las olas.

Un muelle para pescar mojados, todo para detener a los mexicanos que quieren pasar nadando, como los delfines.

La construcción, parece un puente que amenaza con cruzar el pacifico.

Sacudida que jamás habían contemplado las divisiones internacionales.

El no lugar, zona donde se habla el lenguaje del resguardo, zona guantanamera donde, quienes se encuentren ahí, serán procesados.

Las plantas y animales, por supuesto, ignoran estas irrealidades, absurdos humanos y siguen rondando y creciendo.

Los animales le hacen a las fronteras, lo que las palomas a los monumentos a Juárez, las cagan.

En esta esquina latinoamericana, hay un faro, y también una plaza de toros.

Creo que el faro debería ser declarado monumento, la ultima luz del idioma español, a partir de ahí, es lighthouse,  casa de luz.

Torre que sirve menos a los barcos para advertir de la costa, como a los humanos para avisar de la frontera.

Su reflejo de luz, es la guía para l@s latinoamericanos, para mantenerse en lo alto, más alto que la frontera americana, para ver sin descanso al otro lado, que de tan resguardado, da miedo mirar.

No hay nada allá, es como si EEUU, fuera un lugar que no existe, como si todo ese desierto fuera un estacionamiento sin pavimentar para entrar al parque de diversiones llamado USA.

San Diego se dibuja a la distancia como una señorita que da la espalda a México, que se concentra en mirar el mar asoleándose.

Tijuana mira hacia el mar de trabajo, en la costa mexicana, las casas se apilan una sobre otra, como un bulto que quiere su pedacito de mar, aunque sea por una ventana.

Casas sobre casas, familias descansando en la playa y los bomberos en la arena cumpliendo funciones de salvavidas y en su caso, claro, de que el mar repentinamente se encienda en llamas.  

Me doy cuenta de la pequeñez de mis reflexiones, al lado de este mar que exige silencio, que es un poema de una sola nota constante.

Pienso que el mar comienza ahí, donde lo vi por primera vez.

El mar, tan dentro de mí, que creo yo, tienen sabor a sal mis pensamientos.

Busco palabras que formen una frase que describa mis sentimientos, sólo que nada se acerca a ese alzarse de la ola y degradarse así misma de manera espectacular.

Desde mi rincón existencial, Tijuana BC. México.

Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos  sumergidos en una búsqueda natural,  donde el  sol nace al poniente.

Andrea Guadalupe.


Una feliz Navidad y año nuevo prospero para tod@s.


Tijuana BC. Dic. 2011.   Una feliz Navidad y año nuevo prospero para tod@s.

 

Este 24 de diciembre, celebramos el nacimiento de Jesús el Cristo, personaje histórico y también verdadero Dios como lo afirma el credo católico.

Se conmemora en una fiesta que invita a la paz, la fraternidad y convivencia familiar, porque el ser humano, en un ser en relación y por naturaleza, posee la capacidad de amar y aunque cada un@ de nosotr@s tiene una historia de vida, una experiencia que ha marcado nuestra forma de ser, de sentir, de pensar, que forma nuestra personalidad, nuestro carácter.

Historial de la niñez, porque es donde surgen los miedos, las inseguridades, los temores, los egoísmos, las actitudes que tomamos frente a la vida y a Dios.

En mi infancia y adolescencia, crecí con la idea de un Dios castigador, vengativo.

Situación que me causo muchos conflictos, hasta que logre ajustar mis pensamientos y creencias al observar que el Dios del miedo es el Dios que no logra existir.

Porque el miedo, es el arma que todo paraliza, y no tiene nada de divino.

Es injusto, opresor y sólo la felicidad es libertadora.

El miedo, es usado y abusado por diversas iglesias, y Jesús el Cristo, jamás impuso el miedo a quienes le seguían.

Se los quitaba, no creía en el sufrimiento, el dolor o la muerte como armas de liberación.

No soportaba ver sufrir a nadie.

Jesús el Cristo, exigió algo que nos parece locura: devolver bien por mal.   

La felicidad, su única teología, se engendra en la paz y no en la guerra, en el perdón y no en la venganza.

Y al menos yo, no necesito un Dios que condena la sexualidad, que se niega al gozo y la felicidad de sus criaturas.

Al Dios arbitrario que festejan los opresores y las dictaduras.

No lo necesito y vivo mejor sin él.

Vivo mejor siendo fiel a mi conciencia, que es más severa que las leyes humanas, porque no es posible burlarla y constituye la única fuente de libertad.

Estoy convencida de que prefiero equivocarme siguiendo mi conciencia, que atinar en contra de ella.

Creo que es necesario y que debe existir un Dios que respete nuestra libertad y conciencia, que nos respete en nuestra condición humana.

Un Dios alegre y feliz para liberarnos de todo tipo de esclavitudes y miedos.

La aceptación a ese Dios, es una decisión personal y libre, si la necesitamos y tiene cabida entre nosotr@s.

Un Dios representado por Jesús el Cristo, que come con prostitutas, que nunca juzga y siempre perdona.

Que nunca está por encima de nadie y siempre busca el bien ajeno.

Ese, creo yo, es el Dios que debemos celebrar esta navidad.

Otro Dios, simplemente no es Dios.

Una feliz Navidad y año nuevo prospero para tod@s.

Andrea Guadalupe.  


                                               

 
 

domingo, diciembre 18

La palabra es la única arma.


 

Tijuana BC. Dic. 2011.         La palabra es la única arma.

 

Después de varios casos de lesiones, el proceso acabó en el juzgado.

El magistrado ordenó el alejamiento perpetuo de la parte culpable, a pesar de todo, el alma errante sigue visitando su cuerpo en coma.

Cambió la cerradura de la puerta, consiguió una orden judicial de alejamiento

Sólo que, cada noche, entra en sus sueños.

La sacudió su aliento alcohólico mezclado con tabaco y empezó a temblar.

Sofocó como pudo los lloriqueos porque no quería que sus hijos la escucharan.

Intentaba desvestirse antes de que le hiciera más daño arrancándole la ropa, mientras batallaba y la humillaba cada vez más.

La poseyó con violencia, aunque ella no sentía el dolor físico aún, eso llegaría después, ahora se desesperaba con sus gemidos y sus insultos, temiendo que los niños pudieran escucharle.

El martirio duró unos minutos eternos, los que tardaron en llegar los golpes y una nueva oleada de insultos, hasta que, agotado, se quedó por fin dormido.

Se levantó en silencio, se echó por encima lo primero que encontró, se limpió la cara de babas y sangre y se acercó a la habitación de sus hijos con el corazón encogido.

Comprobó aliviada que dormían y regresó a la cama.

Se despertó llena de angustia, estiró con miedo la mano hacia el otro lado de la cama: él todavía no había llegado.

 

¡Soy inocente! Sólo fue un arrebato, sólo eso.

La insulté, humillé y golpeé, sí, sólo que no fue mi culpa.

Si ella hiciera las cosas como hay que hacerlas, a mi manera, no me habría hecho enojar tanto.

Le pegué porque me iba a denunciar.

Buscaré la manera de convencerla para que quite esta maldita orden de alejamiento interponiendo un recurso, pidiendo un indulto o lo que sea necesario.

Volverá a mi lado, y entonces, tenuemente, utilizaré el acero de mis palabras, desquiciándola, para que ella misma se lance por un puente sin tener que manchar mis manos de sangre.

Porque, ¿Sabe?, Los locos se suicidan, ¿no es cierto?

Así estaré libre de culpa… Y como soy bueno, mi hija ya sólo podrá quererme a mí…

 

Deja que transcurran un par de días, no la llames, no le tomes las llamadas.

Luego ve a hablar con ella, sólo que muéstrate frío, alejado e incluso cruel en un momento dado.

Como si nada de aquello fuera contigo.

Utiliza palabras duras, no hagas la más mínima aprobación.

Dile que no sabes de qué te habla, que son todo imaginaciones suyas.

Deja que te grite, que te golpee, que te arañe, que te muerda, que te amenace.

Échale la culpa de todo, deja que se derrumbe.

Humíllala, apriétale un poco más, sólo lo razonable, y entonces empieza a mostrarte algo más comprensivo.

Dile algo cariñoso, enreda su cabello.

Abrázala, deja que se sienta bien por unos minutos.

Convéncela de que te necesita.

Miéntele, dile que la quieres.

Y sólo al final, si lo consideras necesario, le dices que la perdonas.

 

Le gustaban las tempestades, el olor a tierra mojada que profetizaba su proximidad.

Un alboroto de pájaros, vuelos y trinos que la anunciaban…

… Y en sus ojos no la vio venir.

Le gustaban las tempestades.

El aire comenzando a soplar más y más fuerte.

El viento formando remolinos de hojas, papeles…

… Y en su silencio no la escuchó acercarse.

Le gustaban las tempestades porque a él le daban miedo; Y odiaba el miedo que él le hacía sentir…

… Y en sus manos no encontró caricias.

Le gustaban las tempestades, el agua cayendo, arrastrando, limpiando.

Un río sin orilla, sin océano…

… Siempre era lo mismo.

Le gustaban las tormentas porque tarde o temprano acababan.

 

Desde mi rincón existencial, donde creo firmemente que para luchar contra la violencia la palabra es la única arma legítima.

Andrea Guadalupe.