domingo, enero 30

Un abrazo Tatíc, donde quiera que te encuentres.


Enero 2011.   Un abrazo Tatíc, donde quiera que te encuentres.

 

 

Este lunes 24 de enero, falleció Monseñor Samuel García Ruiz, Obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Nació en Irapuato el 11 de noviembre de 1924, fue ordenado presbítero el 02 de abril de 1949, nombrado Obispo por SS Juan XXIII, el 14 de noviembre de 1959.

Al llegar a Chiapas, lo vio cubierto de injusticias y abusos contra el pueblo indígena y los pobres.

Le toco ver espaldas marcadas por el látigo de los finqueros y se convirtió en infatigable defensor de quienes consideraba los más pobres entre los pobres.

Comulgo con los preceptos de la Teología de la Liberación en la década de los 70, y se convirtió en el principal representante de esta corriente izquierdista en México.  

Lo mismo defendió a los indígenas, como a las viudas de Pasta de Conchos, se solidarizo con los ejidatarios de Atenco, se opuso al status quo, a los poderes facticos que han impedido el desarrollo y realización como personas de los pobres más pobres del país.

Les dio a conocer a los indígenas que tenían los mismos los mismos derechos que los caciques terratenientes que se apoderaban de sus tierras y los explotaban, lo que origino que fuera objeto de innumerables persecuciones  e insultos.

Se convirtió en el Obispo incomodo para la clase conservadora, para el poder civil y para el eclesiástico.

Todos ellos nunca han entendido que los únicos promotores de las rebeliones sociales son la pobreza, la miseria a la que están sometidas la inmensa mayoría de las comunidades del país.

Desde la comodidad de sus mansiones, nunca entendieron lo que significa la desesperanza de sobrevivir en un contexto donde la pobreza cala hasta lo más profundo del ser humano que la padece.

Empresarios mineros, transnacionales, funcionarios, concesionarios de medios de comunicación, entre otros muchos segmentos sociales, nunca entenderán que el cariño por el Tatíc, estaba enraizado en lo más profundo de los corazones chiapanecos que olvidados y excluidos de todo tipo de atención social, habían encontrado en la palabra de Don Samuel un desahogo que lo unió de por vida con los más pobres de Chiapas.

Ese compromiso fue el que marco su vida y la de las comunidades de Chiapas.

Porque como Jesús el Cristo, la gente admira a sus sacerdotes y Obispos, por la pobreza y entrega de sus vidas.

Perteneció a la generación de Méndez Arceo, en Cuernavaca, de Arturo Lona en Tehuantepec, de José Lagunés en la Sierra Tarahumara, entre otros Obispos y sacerdotes que conformaron la Iglesia de los pobres, no contraria a la fe, o el dogma, sólo que dándole un sentido cristiano, en la lógica de Jesús el Cristo al lado de los pobres.  

Creía profundamente en los valores del cristianismo, no tenía dudas, la salvación de su alma estaba unida a la justicia, a la defensa de los pobres, a quienes dio su voz para denunciar las injusticias que padecían.

Fue un Obispo de puertas abiertas, nunca un Obispo sentado, un pastor peregrino.

Desde su diócesis en San Cristóbal de las Casas, no simpatizo con los métodos del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional,  aunque si con sus principales planteamientos a favor de los indígenas, salud, alimentación, tierra y justicia.

El, y su gente, entre ellos algunos sacerdotes, promovieron el entendimiento entre el gobierno y los armados, el respeto a los derechos humanos en toda su extensión, en especial de los indígenas.

Los indígenas, los pobres de Chiapas lloran su partida.

México, la Iglesia, necesitan de otro Obispo incomodo para el poder, para las clases conservadoras, religiosas y sociales, que lo veían como peligroso, como subversivo, aunque fue un ejemplo a imitar.

Si en verdad, hay sinceridad en las palabras de quienes hoy desde sus pulpitos, puestos y cargos, dicen reconocer su actitud y trayectoria, conviertan en ley y política de estado a los acuerdos de San Andrés Larrainzar.

Porque hay otra parte de México que no elogia al Obispo fallecido en público, sino que sufre en privado su ausencia, añora su presencia, sus consejos, y compartía sueños y anhelos.

Desde BC, mi rincón existencial, un abrazo Tatíc, donde quiera que te encuentres.

Andrea Guadalupe. 

                                              

ueños que solo la madrugada ha visto…


Enero 2011.   Sueños que solo la madrugada ha visto…

 

 

Hoy le permití al sol levantarse antes que yo,  y decidi vagar el ocio entregada a la lectura.

Saber leer, sobre todo, es para mi, además de un placer, una puerta al saber.

Por eso digo: para aprender, leer; para discutir, saber.

Inexplicable, aunque  cierto: la historia de la lectura en el país es la crónica de un arte que, a pesar de los pesares, se niega rotundamente a morir...

Que los lectores sean pocos, que lean mal, que confundan propaganda con literatura importa menos que el arte de leer continúe, la más de las veces, a ayuda a ser un poco más felices y un poco menos idiotas.

La vida, al fin y al cabo, obliga a la mayoría a usar las manos y enseña a usarlas, sólo que el uso de los libros únicamente la escuela puede darlo.

Ideas… que nos enriquezcan, para que no seamos sólo mano de obra barata?

¡Diablos, que alguien  escuche,!

Bueno, dejo de clamar en el desierto.

La lectura cabe en la educación, siempre y cuando, como quería Platón, demuestre que no sólo proporciona placer sino también sabiduría.

El silencio es un clásico del tiempo; el silencio fértil, el que inaugura la palabra para su lectura.
Leo al hombre de letras, al intelectual comprometido, a quien no niega su memoria emocional y, claro está: al humanista  diástole y sístole de luz y más luz.
¿Qué ha sido de la realidad forjada por el progreso de los sueños?

No soy Sócrates, pariendo sabiduría.

No soy Aristóteles, enseñando al joven Alejandro a conquistarse a sí mismo.

No soy Hipatia, resguardando en el pecho las matemáticas y la astronomía.

No soy Voltaire, desechando la servidumbre teológica para purificar el pensamiento.

No soy Rousseau, señalando en la familia el origen de la desigualdad.

No soy Descartes, existiendo por método.

No soy Makarenko, desentrañando las claves para dejar de ser una sociedad esclavista

No soy Alain, geómetra moral de los hombres y las estrellas.

No soy Krishnamurti, renunciando a la mística para construir la libertad en las escuelas.

No soy Jean Piaget, paseando de la mano de la psicologia.

No soy Bertrand Russell, defendiendo el espíritu del niño en los tribunales.

No soy Paulo Freire, abanderando la pedagogía con la esperanza.

No soy Iván Illich, poniendo a temblar al Sistema a fuerza de convicciones.

No soy madame Freinet, con la mirada inteligente y ofreciendo la palabra a los alumnos.

No soy Edgar Morin, ordenando la mente en el aprendizaje.    

No soy Daniel Pennac, leyendo la realidad como una novela.

No soy una funcionaria publica haciendo que las mentiras suenen como verdades.

No soy un ser humano disfrazada de intelectual.

Soy sólo una ciudadana, como tú o como aquella, sorteando la supervivencia más como la vida me dio a entender y los asaltos de la existencia, observando con tristeza la agonía en los ojos de la cultura.

Sólo soy alguien que piensa que leer es la magia de entender lo que antes, desde la escasa conformidad de la visión, sólo tenía la capacidad de contemplar.

¿Cómo se llama eso?

¿Es la mar o el mar?

¿Acaricia con impaciente ardor la llama anaranjada?

¿Hacia dónde avanzan los pasos largos de los días lentos?

Entiendo, por ejemplo, que el mundo está escrito con la caligrafía de la realidad y que bien puedo leer ésta con el lujurioso delito de la imaginación.

En el vasto libro de la vida, la educación, figura, enseña, rotula.

Y todas las impresiones naturales o letras que forman los paisajes y las palabras son ilustraciones que guardan tesoros para la comprensión.

Cuando un día de sus cien años de soledad, una peste «que causaba amnesia atacó a los habitantes de Macondo, éstos se dieron cuenta de que el conocimiento del mundo empezaba a escapárseles, y podían olvidar qué era una vaca, qué era un árbol, qué era una casa.

El antídoto, descubrieron, radicaba en las palabras. 

A fin de recordar que significaba para ellos su mundo, escribieron letreros y los colgaron de las bestias y los objetos: "Esto es un árbol", "Esto es una casa", "Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca leche".»

Y  cada vez que lo traigo a la memoria me recuerdo lo siguiente:  Si soy una lectora insaciable, ¿cómo hacerle para conseguir mi necesaria ración de lecturas?

No cualquier texto, sino lo que deseo leer...

Bueno, creo según mis principios, es una manera fiel  de devolverle a la existencia su enseñanza.

El naufragar me es dulce en este mar de palabras…me despojó de los zapatos y corro sobre la arena caliente hacia la espuma que teje en la orilla el gran  oceano azul.

Me paró, jadeante, con los ojos como plato, frente a la inmensidad viva, por más que lo intento, no puedo contener las ganas de hundirme en la frescura que anuncia el movimiento de las palabras escritas.

Y, así como la punta del dedo disolviendo la arena, luego el pie entero, más adelante la cintura, me dejó llevar…

Cuando me rescatan las obligaciones, salgo estilando entre las algas, platicando  emocionada de las sirenas que acarician el cuerpo, en plenitud de ánimos, entre sonrisas, burbujas y palabras que no entendía.

Jamás olvido esas horas de gracia, en aquella playa,  mi lugar de lectura, reflexión y descanso. 

Y me pregunto, volteando los ojos hacia el techo, recordando la luz de las olas sobre mi cabeza, si todavía quedaría alguna lágrima de aquellas aguas.

Transito las tardes parada frente a la inmensidad del azul mar, el repetitivo vaivén de los brillos no parece tener fin y del cansancio, aún nada.

El día se despide en la lejanía, la tarea por hoy se suspende, la tarde me cobija, envuelve con tibieza el sueño en íntima armonía con el recuento de cada hora vivida.

Las horas en penumbra son más lentas, las ideas apresuradas llueven sobre el recuerdo de lo que puede ser.

Allá sobre el tapiz desnudo las líneas toman formas y surge poco a poco el pensamiento exacto convertido en figuras de luces y sombras.

En repeticiones cambiantes la vida se transforma y queda sometida al ideal nacido en los momentos de lucidez .

Acá junto a mi ma, las palabras se guardan en la página nueva para ser convocadas de nuevo en la mañana.

Las ideas no logran el descanso, la luna deja ver su cara entera sobre el último versículo.

En el afán de ser más precisa, el concepto se cambia, se le busca acomodo para después regresar al mismo sitio.

El  nuevo día no parece llegar.

Desde el alero se deslizan como gotas de lluvia imágenes y nombres.

En la misma vigilia, en su fracción de tiempo, una mujer en su ración de historia inventa mundos.

Hablo, hablo y hablo de sueños que solo la madrugada ha visto…

Desde BC, bajo el mismo insomnio en mi rincon existencial, Andrea Guadalupe.

 

 

                                              



domingo, enero 23

Sábanas blancas al viento y sol



      

Enero 2011.   Sábanas blancas al viento y sol

 

Enero nos ha sorprendido con días soleados y cálidos.

Después de las lluvias de diciembre y de los primeros días del año con frío y nublados gozamos de un clima benévolo.

Lo curioso es que la vida diaria, en el país, el estado y hasta nuestro barrio se presenta con sorpresas no gratas y se decide mejor por tener una actitud cautelosa ante cualquier  buena noticia.

Así sea el estado del tiempo.

De ahí que estemos con la precaución como compañera del día, vestimos con ropas ligeros aunque cargamos con el abrigo.

A atardecer nos ahogamos entre el suéter y las medias de lana, y el mueble, que por las mañanas es una heladera se convierte en una sauna en donde hacemos lo posible por sacarnos la ropa pesada en cada alto.

Hace no mucho comentaba de lo poco confiable que teníamos como noticia pública eran los pronósticos del tiempo, ahora cuando crece la desconfianza ante tanto cabecilla, jefe, jefe de jefes, cerebros, sicario de sicarios, el más buscado, quisiera al menos no dudar de que el calorcito de la mañana es real y que con suerte al día siguiente lo tendremos otra vez.

Pensaría entonces en extender las sábanas blancas al viento y sol como velas de esperanza en un día de suave viento rodeadas de azules.

Extendería los brazos para sentir el chasquear discreto de mis huesos saboreando el sol.

Si dejo la sospecha de estos días y detengo la idea de que puede ser una artimaña  para distraernos con la llegada de Baby Doc a Haití o de las promesas del presidente chino con relación al respeto de los Derechos Humanos, y si acepto que el J.J. es solamente narcomenudista, como el de las tiendas de colonias o los que recorren  antros a medianoche y que con eso tiene para pagar sus autos de lujo y apartamentos secretos y enormes casas públicas, podría pensar hasta en un día de campo junto a un vivero en el Valle de Guadalupe o una caminata por las playas.  

Cuesta confiar hasta en la luz del sol porque en cualquier momento se nos pierde y se acumulan las nubes negras con agua innecesaria en mi casa rodante, aunque útil en alguna parte.

Debo pensar entonces que los días tibios son un estado de ánimo y que ahí, en cualquier parte donde lo quiera, puedo encenderlo con sólo imaginar los juegos de los niños en sus conversaciones con amigos imaginarios, o las risas de los ancianos recordando historias lejanas o también esa sensación de llegar al trabajo con gusto de iniciar una nueva jornada y saberse parte de un grupo privilegiado que conserva su empleo, puedo encender a voluntad la luz, el calor y el cariño que se requiere para detenerse un momento y confiar, un instante, confiar.

Desde BC, entorno, contorno y contexto de mi rincón existencial. Andrea Guadalupe.

                     

 
 


Gracias por sus envíos.


  

Enero 2011.    Gracias por sus envíos.

 

 

Hay palabras, tan sencillas como un pan con mantequilla, que te regalan la agradable luz del día.

Palabras que nacen de la misma raíz y que más adelante, cuando ya son un fruto en el paladar y nos ofrecen el sabor del Universo, sé bien del origen que compartimos todos los seres.

El mundo se vuelve interesante, tierno y el sol resplandece con tranquilidad, como en el tiempo de infancia, dejando correr sus brillos de magia densa en la fresca agua de la vida.

 

Es emocionante para mi, el descubrir en mi espacio, rincón existencial de mis pensamientos concretados en palabras escritas, los comentarios, saludos y criticas.   

 

Cuando estoy con el teclado entre manos y con la vista en el monitor, me dejo llevar y palpita la supervivencia de sentimiento como una galaxia de calor, me fusiono a los vocablos  y suelto a los emociones como caballos libres… para que galopen su libertad en lo que queda del crepúsculo y, ya cansados, laman estrellas de azúcar a la luz de la noche.

 

Y me digo, sosteniendo la mirada, la realidad del recuerdo es tan sólo la belleza de la narrativa.

Gracias por sus envíos, reflejos de un alma que embellece  a quien los envía.

Desde BC, mi rincón existencial, con gratitud. Andrea Guadalupe.

                                           

sábado, enero 22

Y tu vecino…

Enero 20111.   Y tu vecino…

 

 

Es invierno, la arena de la playa me recuerda una diamantina de vidrio pulverizado, un abismo de estrellas sin órbita.

Lastima los ojos con sus arpones de luz y cuesta trabajo orientarse ante la refriega contaminada.

La extensión de la costa resplandece como un fosilizado fémur con el atributo único de ofrendarle chispas a la irrealidad.

Lentejuelas platinadas que se desprenden de sus planicies y hace que yo alucine y busque refugio en el blanco infernal de la densa oscuridad de mi conciencia arruinada.

¿Qué es esto? jamás imaginé que encontraría sumergido entre mis papeles pendientes este correo, lo tenía guardado.

Una amistad me lo envío por correo y, después de crearme el acertado gusto por la reflexión, lo guardé.

Luego, cuando lo quise releer, pasado algún tiempo, no di con él.

Cuando suele suceder eso, digo que lo guardé… que lo guardé bien.    

Hoy apareció.

Aquí lo tengo de nuevo; su lectura vuelve a generarme ese disturbio que ofrece la reflexión afiliada y que termina por imponerme que el conocimiento humano tiene la obligación, como cualquier especie, de multiplicarse y cumpla así con la genuina esperanza de la reproducción, para que ésta nos ofrezca la ilusión divina de la perpetuación…

¿Será por eso que tenemos tantos dioses como intérpretes tiene la Biblia?

Creo que por ahí va la cosa…

El texto dice lo siguiente:

Tu Cristo es judío.

Tu escritura latina.

Tus cifras son árabes.

Tu democracia griega.

Tu estéreo japonés.

Tu pizza italiana.

Tu café es colombiano,

Tus estrellas de futbol son brasileñas.

Tu reloj es suizo.

Tu ropa de Tailandia

Tus botas son tejanas.

Tus papas francesas.

Tu whisky escocés.

Y tu vecino... ¿Un despreciable extranjero?

Desde  BC, Tierra que rifa, se la rifa, manda, comanda, vaga y divaga, puja y se multiplica, tierra que promete y que a veces no cumple, rincón existencial que cobija, crea remolinos , atrapa corazones y secuestra visitantes que ebrios del agua de la presa, se van y siempre regresan en dinámica boomerang. Andrea Guadalupe.



                                               



En contra del olvido.


Enero 2011.    En contra del olvido.

 

No conmemoro los aniversarios de fallecimiento de mis seres queridos, simplemente oro por su alma y los recuerdo con mucho amor.

Recuerdo los bellos momentos que pasé a su lado y todas las cosas buenas que aprendí de ellos, aunque no por ello deja de resonar en mi memoria el aniversario de la despedida física de mi padre, y he reunido hoy y aquí algunas emociones,  porque tengo un recuerdo cariñoso de él y el vacio  que dejó se mantiene, aunque quisiera llenar ese hueco con estas memorias junto a Dios.

Me encuentro ya más serena, más tranquila, me consuela que está en las manos de Dios.

Sé también que cuenta ahora con su participación y su ayuda desde el cielo.

Ahora puedo orar con más calma y con mayor esperanza.

Tantos recuerdos me inundan hoy, transito nuevamente en los ayeres de la mano de la memoria entre los pesados camiones urbanos con banderas verdes, amarillas y rojas para indicar las rutas.

 Austeros como trenes sobre llantas que atravesaban las polvorientas calles olvidadas por: Dos caminos, La alameda, y el barrio de La Estación.    

Recuerdo el Cine Córdoba, el Cine Isabel, el Cine Reforma, habitantes de cuadras céntricas y continuas, donde en un solo recorrido se podía comparar la cartelera repartida y decidir el templo donde vería el celuloide de su predilección…

Recuerdo al Marinero Acosta, orgullo local de la Arena Córdoba, al Santo, "El enmascarado de plata" y a Blue Demon y a Tinieblas y al Huracán Ramírez y al Aníbal y al Solitario y Ray Mendoza y René "copetes" Guajardo, y a  "El Perro Aguayo" y, claro está, a Toña la Tapatía…

Recuerdo las revistas  Memín Pinguin, Chanoc, La familia Burron,… las novelas de vaqueros y el periódico Excélsior los domingos…

Recuerdo el noticiero 24 horas, con Jacobo Zabludovsky y Lolita Ayala… y los domingos "Siempre en Domingo", ¡Dios, qué basura!

Recuerdo las Olimpiadas del 68, la degradación de estudiantes asesinados, la inauguración de la primera línea del Metro, la Guerra de Vietnam, Septiembre Negro…

Recuerdo a Capulina con Viruta y la Vitola, Chelelo y Clavillazo, Resortes, Tin-tan, y también "Un mundo nos vigila" de Pedro Ferríz, por no hablar de los Polivoces ¡Ahí Madre! y Topo Gigio y la Carabina de Ambrosio. ¡Diablos, qué locura!

Exhortada a callar, a no escribir más sobre mi padre y sus aniversarios de muerte,  la amenaza pende sobre mi cuello.

 Si lo hago, cosa que ni remotamente pienso dejar de hacer, aunque lo haga "bien", vendrá el frio y seco silencio familiar por la noche maldita, para,  aparte de jalarme los pies, arrugar y quemar mis escritos.

Y, a decir verdad, no sé si también me pondrán a escribir cien veces en el pizarrón: "No soy parte: soy lo que queda de una rebelde.

 No vivo de acuerdo a mis ingresos, sino de acuerdo a mis medios emocionales.

Y esa intensidad me la brinda la pulsación de la narrativa.

Y, de la narrativa y sus múltiples disciplinas, escojo la que más me gusta,  y de ella prefiero su etapa inicial, la prosa libre.

 Y, sin más, esa es mi riqueza, mi activo personal, mi solvencia en la vida.

Lo demás, son herramientas y garfios para el hundimiento de la humanidad simuladora.

Alguien me dice que los aniversarios luctuosos no sirven para nada.

Yo le contesto… que cubrir con indiferencia a quien nos formo, tampoco.

Escribir, es algo de lo poco que puedo hacer en contra del olvido.

Desde BC, mi rincón existencial, recordando a mi padre en un 23 de Enero, aniversario de su muerte.

Andrea Guadalupe.


                                               



domingo, enero 16

Un estilo de “putamadre”.

Enero de 2011.      Un estilo de "putamadre".

 

 

 

 

Ha pasado lo peor, atrás han quedado las horas en que mi cerebro parecía engrudo cociéndose, las neuronas se hacían pasta y mi mente divagaba en diversos mundos alternos.

Ese fue el resultado de una bronco perro neumonía galopante atrapada mientras trabajaba entre las heladas posteriores al agua nieve que tapizo los últimos días de diciembre.

Noches confundidas con días entre las fiebres que me sacudían, temperaturas que me cocieron, no literalmente, la lengua, labios e intestinos.

Medicamentos con un sabor horrible, inyecciones que me dejaron las nalgas como si hubiera hecho mis necesidades en un enjambre de abejas africanas.

Ocasión que refrendo el cariño patente de José Ángel, mi hijo, que manejo sin quejas o muestras de agotamiento durante largas horas  para llevarme a casa y poder tener mejor atención.

Ups, mi mugroso hijo no sabe cuanto le quiero, porque se necesita una actitud de amor y servicio, un pedacito de vida palpitante, el brillo de una mirada o el roce de una emoción cargada de chispas multicolores , porque el oro de la energía de dar y recibir es circular, es decir: ¡solar!

 

Y yo, frente a sus atenciones, sonreía y dejaba caer la cabeza, sobro mi hombro derecho…

Entonces veía su rostro sereno, atento a la carretera  y descubría como volaban mariposas desde su pensamiento en una meditación de pétalos de nieve… que caían distraídos  y recogía yo para observarlos derretirse y así entender lo maravillosamente temporal de toda la existencia.

Y en la transmisión de nuestro calor humano en el pick up que conducía mi hijo,  entendía aquello que enriquece al individuo de ilusiones: ¡No puede salvarme la vida muerte, aunque puede ayudarme a vivir!

Y esto era la curación,

Mientras en los mundos alternos en que mi mente afiebrada divagaba, le interrogaba mi espíritu,  ¿En verdad deseas saber cosas sobre la vida y sobre la muerte?

Porque si queremos despertar de la muerte en vida de una existencia apagada, hemos de sobreponernos al miedo.

Y yo, que prefiero la naturaleza, ver las estrellas desde la hierba fresca de la noche y sentir, como una muchacha de provincia, cómo los libros guardan la sabiduría que trasciende el misterio de todas las soledades.

Escuchaba desde mi interior una voz que me decía: "Esta es tu vida y es bella.

Es perfecta a su manera, así como un árbol, una hoja o un copo de nieve o un gatito son perfectos si se les considera por lo que son".

Y así, sonriente  bajo la lluvia helada en medio de la carretera del desierto lleno de nada, convertí mi vida en arte, en bailes y canciones, en poemas…

 

Hay quien me dice que escribo en un estilo de "putamadre".

 

No lo sé de cierto, a decir verdad., ya que siempre he recriminado ante los astros y demás estrellas que "fama" que no da dinero es autoengaño.

 

Sólo que lo que no es un engaño es la repercusión que genera lo que escribo.

 

Que, para bien o para mal, siempre hay quien me está reclamando por el desparpajo insolente de mis analogías o tratando de joderme por tal o cual  componenda de palabras.

 Y puedo decir, después de haber practicado la generosidad de la narrativa, he obtenido una consciencia benigna del mal y no sé si también una conciencia maligna del bien…

 

¿Quiénes son los buenos?

 

¿Quiénes son los malos?

 

¿Qué tan buenos son los malos?

 

¿Qué tan malos son los buenos?

 

¿Qué tan malos son los malos?

 

¿Qué tan buenos son los buenos?

 

Aunque lejos quedaron ya la insolencia desenfadada de la escritora maldita y el incontenible deseo de un mundo mejor; es decir, la distracción intelectual y su poderío intimidatorio dio paso a la contemplación crítica y sus residuos literarios, de mi estilo de putamadre.

He cumplido, la tarea está realizada: Entre comentarios, reseñas, investigaciones, aciertos y vacilaciones, palabra a palabra, envuelta en el laborioso acontecer, el despliegue de opinión fue ejercido a conciencia, otorgándole a mi alegato una ventana pública.

Me encuentro agradecida y agrego: que si la lucha diaria  de opinión suele fraguar la presencia de la discordia, también ofrece la valiosa oportunidad de generar respuestas, encause y extensión de argumentos, así como actos concretos, que bien pueden arrebatarle la máscara a los "falsos satisfechos", entes sociales que esconden tras ella el origen de la miseria, el rencor o la insatisfacción, cuando denigraron con su desempeño las riquezas de una comunidad que a todos nos pertenece.

 

El desengaño político es una opción adecuada,  por los alcances del castigo psicológico y sus tintes aleccionadores, fanáticos y disciplinarios, nos cobra la más cara de las facturas comunitarias: la entrega de las alegrías de vivir a cambio de un mundo del dolor, aderezado de un sin fin de adicciones,  entre ellas, las drogas y malentendidos existenciales que pudren la condición humana.

 

Se podría alegar que hacer crítico es una tarea fácil, al alcance de cualquiera, que sólo hay que ir por la temática según los vientos de temporada política, esperar a que alguien se equivoque o se desboque y listo.

 

No es tan sencillo, no basta con dominar los elementos esenciales de la redacción y atender el "chisme", toda opinión  acredita con sus argumentos su estancia y durabilidad.

Que quede claro.

Además están las amenazas y los insultos que se traducen en desprecio y cancelación de oportunidades.

Aunque el rencor de los ofendidos es también la excusa perfecta para no ser un ser humano obscenamente neutral, pues deben de saber que tengo muy bien definidas mis preferencias sexuales: a mí me gustan los libros.

 

Convendría tomar como ejemplo del Año Viejo y entrar sin visa o pasaporte  o alguna otra recomendación comprada a sangre o conseguida con humillación y desprecio al Año Nuevo.

 

Sí, ser como este año que se fue y este año que aparece y se impone, que se construye día a día y nos dice: tú vas conmigo, naces de mí y puedes hacer lo mismo que yo.

 

Entender, como el Año Viejo, que muchas fronteras son sólo límites en nuestra imaginación.

 

Concebir, como el Año Nuevo, que pocos caminos tienen los días contados sólo para recomenzar.

 

Que el obsequio de la vida, año tras año, es una trenza deslumbrante, donde los resplandores del pasado se tejen con los milagros del presente.

 

Seria interesante entender que el año, diamantina volátil de las horas de este mundo, es un brillante en bruto, al que le pulimos las caras de su belleza.

 

Convendría aclarar, para los que aun creen en las ceremonias del olvido, que nada queda atrás sino es para impulsarnos: ¡Impulsarnos y saltar!

 

Es inteligente considerar que los años, viejos o nuevos, no son injustamente cortos ni pecan de ser demasiado largos, como podría serlo o parecerlo para los amantes o para los prisioneros, sino que la intensidad de la existencia, remolino de la psicología de los relojes nos obsequia la eternidad fuera de las religiones. 

 

 La intensidad no siempre es un exceso,  esto lo dejo claro, para mí,  mística por humilde conveniencia  y para la banda de los exagerados de todo.

 

Resulta profundo apreciar, a partir de ciertas experiencias, lo que son los años: los que llegan y los que van.

Metiéndonos con ellos, sabremos que "nunca es siempre, siempre es nunca".

 

Y, así, con la mano en el corazón, sentir cómo late la vida en la maravilla de cualquier edad.

 

Desde BC, mi rincón existencial, a mis amistades y enemistades: ¡Feliz año nuevo!

Andrea Guadalupe.