Tijuana BC Agosto 008. Todavía, soy un alma…………………………
¡Andrea está vieja! Sentenció, voz en cuello, una mugre compañera en el grupo de AA, después de que mi comay, mi adorable comadreja hizo la invitación al party que organiza para celebrar mi aniversario del día 28.
Después de respirar profundo, revertí diciéndole:
¡Viejo el mar...y se mueve! ¡Vieja la serranía... y reverdece!
Aunque debo recordar que hay un refrán popular que dice "El corazón no envejece, el cuero es el que se arruga".
Soy un ser humano que vive a plenitud, por mis meritos, soy profundamente joven, solo que físicamente antigua; sé que es imposible que vuelva a ser joven de nuevo, solo que sí me es posible florecer de amor por la vida... por la poca o mucha que me quede, porque soy una persona que no se preocupa por la muerte que le toca... sino por la vida que le queda.
Soy una mujer que procura no querer en el otoño de su vida, lo que no deseó en su infancia, que sabe que envejecer es como escalar una gran montaña, mientras se asciende las fuerzas disminuyen, solo que poco a poco la mirada es más libre, la vista más amplia y serena porque en el ascenso cuerpo y alma se unen en una armonía plena.
No me preocupa la vejez, llegara cuando se presente, me preocupo ahora, por saber vivir bien en la eternidad, acepto con agrado mi trabajo, librándome de la parte más amarga de la esclavitud...hacer lo que no quiero; no es la acumulación de los años lo que me hace vivir suficiente, sino el amor a la vida, el espíritu animoso y la plenitud con la que gozo y vivo, me gozo de ser un ser que ha vivido lo suficiente.
Sé que la vejez corporal llegará, ¿quién, razonablemente, duda de ello?, solo que me he preparado para portar orgullosa mi pelo cano, para mostrar mis arrugas como huellas de mi victoria ante el tiempo e iluminar mi cara con una sonrisa, como muestra de mi eterna juventud, sé que un sano y bello ocaso es la recompensa de una vida bien vivida.
El arte más difícil de vivir la vida, la obra maestra de la sabiduría, es saber declinar con dignidad, ese camino que te conduce a una tranquilidad indiferente, que te asegura la doble paz: la exterior y la interior; esa ruta que te lleva a valorar que las arrugas del espíritu nos hacen más viejas que las arrugas del rostro.
En el cuento clásico de Lewis Carroll, Alicia en el país de maravillas, Alicia se encuentra ante un cruce de caminos, con dos senderos por delante, cada uno de los cuales se perdían en la distancia solo que en direcciones opuestas y viéndose acosada por el gato Cheshide, Alicia pregunta:
¿Qué camino he de tomar?
Depende mucho del punto a donde quieras ir.
Si no sabes a donde quieres ir, no importa que camino sigas.
Lo anterior me sirve para comentar contigo, que el camino, no es otro que el del amor: amor a la vida; ahí radica el secreto de nuestro camino, por eso al levantarnos cada mañana, debemos encontrarnos con nuestra propia verdad, que es ser quien somos, y no querer que los demás piensen y actúen por nosotros.
Diariamente me propongo, aunque no siempre lo logro: No hablar mal de nadie, no cultivar odios y rencores en el corazón, pues son demasiado pesados para que el alma levante el vuelo; ayudar sin condición, pues quien ayuda al prójimo, en verdad lo que está haciendo es ayudarse así misma; hacer una oración por todas deseando lo mejor para ellas.
En la alegría de vivir bien, intento practicar esto:
Una actitud de agradecimiento, recordando diariamente las tantas cosas por que estar agradecida.
Un deseo de aprender mientras dure la vida, porque cuando deje de aprender empezare a morir, aplicando el viejo principio de la escolástica de que en la vida ¡Cuántas veces con pretexto de que enseñamos, aprendemos!
Aprender que la esperanza y la duda no pueden existir en la misma mente y al mismo tiempo, pues una gasta a la otra.
Disposición para trabajar; para triunfar y salir adelante.
El mejor camino es el trabajo, la responsabilidad si no lo necesito como alimento, lo solicito como medicina, siempre crea y genera progreso, por el contrario la desidia es la ladrona del tiempo.
Esta loca que soy yo, siempre tiene una actitud de agradecimiento a Dios, un deseo permanente de aprender, y la disposición al trabajo, sobre todo en el sentido del humor, es la mejor manera de agradecer a Dios el milagro del nuevo día.
Los primeros años de vida me dieron el cuaderno, los siguientes el lápiz.
Recordando que, "Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejas amigas en quien confiar, y viejos libros para leer".
Como veterana educada abrazo la vida, sin pretender lucir por mí misma y alcanzar la iluminación.
Yo misma no pretendo ser nadie... y brillo.
No doy importancia a mi obra y otras la engrandecen, porque nadie en el mundo rivaliza con quien no compite.
Todavía puedo sonreír. Aún la vida inquieta mi alma.
Todavía mis manos escriben lo que anima, lo que impulsa, lo que entusiasma.
Todavía, así lo creo, aunque no hubiera un tú que me recibe, seguiría construyendo plataformas de realidades o de ilusión.
Todavía creo que Dios da sorpresas inimaginables.
Todavía creo en el valor de cada jornada, en el valor de lo simple, en la belleza de lo sencillo.
Todavía creo que Dios anda en nuestros caminos y que la humanidad tiene mucho de Dios.
Todavía creo que es mejor la comunidad que la individualidad.
Todavía creo en la novedad de nuestros años, por muy viejos que sean.
De vez en vez y de cuando en cuando, tomamos la pluma y escribimos.
Nos place hacerlo, nos dilata el corazón y alguien en el otro extremo sonríe de contento porque hay quien lo recuerda.
Los laberintos del camino no me han debilitado: me han templado, me han fraguado.
Soy un alma que tiene que andar... que será más fuerte cuanto menos se justifique para evitar hacerlo. Andrea Gpe.
Andrea Guadalupe.
Tijuana BC. México. Tierra que abraza siempre al regreso, que cobija entre latidos
sumergidos en una busqueda natural.
Desde mi rincón existencial, donde el sol nace al poniente.
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